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Policiales |UNA MODALIDAD DE CONSUMO Y TRABAJO AFECTADA POR EL DELITO EN LA CIUDAD

Mochilas negras y noches en blanco por la ola de asaltos a los repartidores

Son los que realizan entregas de alimentos y bebidas para empresas que funcionan mediante aplicaciones para celular. Denuncian falta de patrullaje policial y de controles que prevengan la modalidad de motochorros

Mochilas negras y noches en blanco por la ola de asaltos a los repartidores

Algunos “glovers” camuflan la mochila para despistar a los asaltantes/Demian Alday

25 de Noviembre de 2018 | 03:00
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Ni amarillo, ni rojo, ni naranja. Negra. No hay efecto publicitario, ni un mensaje de protesta en el tono de la mochila. Los repartidores comenzaron a recrear el mundo de las aplicaciones que todo lo resuelven cuando uno no quiere salir de casa. Tratan de hacerse invisibles en las calles que les dan un ingreso por goteo pero a la vez los coloca en una especie de campo de batalla con el delito.

“La mitad de nosotros ya sufrió un robo o un intento de asalto. Entonces, tratamos de pasar desapercibidos, por ejemplo con la mochila. Le colocamos una funda negra, la llevamos sobre el asiento como si fuese de un delivery común o la dejamos en una casa”. Jonathan tiene 27 años y una hija de 18 meses que lo hace sentir responsable de generar un ingreso para su casa, en Villa Elvira. Desde hace cuatro meses, recorre la Ciudad a diario en una moto Zanella 110, buscando helados, cigarrillos, bebidas, empanadas para consumidores sin movilidad o con fiaca.

Emiliano, de 32, se financia los estudios universitarios en capital federal. El viernes 16, dos horas antes de que Kevin Sanhueza fuera baleado en 16 entre 42 y 43, le tocó una entrega a unas 15 cuadras, en La Loma. “Sentí que me iban a matar. El chorro me dijo `dame la moto o te pego un tiro´. Salí corriendo y él detrás mío. Nos trenzamos en lucha a casi una cuadra de la casa a la que yo había ido. Gritaba, pero nadie salía a ayudar. Cuando logré reducir a uno, el otro me chocó con la moto. Me inmovilizaron y revisaron la mochila. No había mucho”, le contó a este diario el repartidor oriundo de Madariaga, en la Provincia de Buenos Aires.

Las tres empresas que funcionan con aplicaciones reúnen alrededor de 650 repartidores

 

Ambos repartidores forman parte de un segmento de alrededor de 500 trabajadores, que en moto o en bici le hacen compras en la Ciudad a los usuarios de la App española Glovo. El sector, que propuso un nuevo esquema al sistema de repartos basado en los motoqueros y ciclistas financiados por cada comercio, también integra en la Región a las aplicaciones Pedidos Ya y Rappi, que se ven con sus propios colores en las mochilas e incluso ropa distintiva en el último caso. El segmento, que redondea unos 650 “cadetes” muestra presencia femenina en un escenario dominado por varones jóvenes y varios extranjeros (venezolanos, colombianos).

Por las cualidades del sistema, la misma persona puede repartir sus horas atendiendo pedidos en más de una aplicación.

Dentro del universo de los viajes hay nucleamientos dedicados a cambiar ideas sobre el trabajo y sus dificultades. El ataque a Sanhueza, quien se recupera en el Hospital San Martín de una intervención en sus intestinos y estómago por un balazo en medio de un robo, reflotó reclamos por la inseguridad del trabajo, que fue creciendo mes a mes, con la penetración del negocio, cuentan en el sector. Detrás de la estadística alarmante sobre la incidencia de los robos aparecen dolorosas respuestas de preservación: “Mi mujer me pide que no trabaje de noche, pero por el sistema que tenemos es necesario sumar horas en las que uno está activo con la aplicación, atendiendo pedidos y yo necesito llevar plata todos los días a mi casa porque tengo una hija, una familia”, señaló Jonathan, el joven que se reencontró con el mundo del trabajo tras quedar cesante en una empresa de venta de equipos electrónicos de seguridad.

EXTENSIÓN HORARIA Y TELÉFONOS FUERA DE LÍNEA

El pedido, con tono de imposición amorosa, empieza a funcionar. No es en la única casa: “A partir de todo lo que estamos viendo muchos están abandonando las horas de la noche. Es la banda que va de las 20 a las 23”, apuntó Emiliano. Contaron los motoqueros que la empresa decidió extender sus actividades hasta la una de la mañana. “La gente tiene miedo de salir de noche. Ya no les importa que les bajen el puntaje”, aseguró.

Los repartidores de Glovo acordaron el viernes pedir una reunión con el intendente

 

El viernes por la noche, en los grupos de WhatsApp de los repartidores se convocó a una manifestación por las calles de la Ciudad con apagón de teléfonos.

En ese marco, los representantes de uno de esos nucleamientos que hablaron con este diario, contaron que buscan ser oídos por las autoridades para poder trabajar en paz. “Nosotros nos sentimos que somos trabajadores con todo en regla: casco, papeles de la moto, luces. Todo lo que se pide. Nos paran a cada rato. Ahora bien, los chorros andan en moto alrededor nuestro y parece que a ellos nadie los está observando”, indicó Jonathan.

En esta misma línea, Emiliano apuntó que “hay zonas de la Ciudad que son más peligrosas que otras. El barrio de La Loma es uno de los puntos más complicados. No vemos nunca una patrulla por allí”, dijo. Jonathan añadió que “la Zona Roja también es complicada. De noche nos cruzamos con gente sacada que anda por allí, en casos vinculados con el tema de la droga, dijo y añadió que “los motochorros que nos roban a nosotros andan por la ciudad y escapan hacia la periferia por pasos peatonales en las ramblas. Por ejemplo, salen hacia Tolosa por 32 en la zona de 2 a 6. También escapan por la zona de 31 entre 60 y 66”. Según los motoqueros, usar veredas y huellas en zonas peatonales les da ventaja con la Policía.

“No es solo la falta de patrullaje. En mi caso, la noche que me robaron me crucé con dos policías en Plaza Güemes. Les conté y me dijeron `ya lo reportamos´. Se fueron como si nada”, dijo el joven de Madariaga con residencia fijada en La Plata. “Lo mismo pasó con un robo que tuvimos en 8 y 51”, agregó Jonathan.

LOS TRES TORNADOS

Centenares de motos y bicicletas cruzan a diario la Ciudad. Van y vienen miles de veces. Los “glovers” mostraron un panorama de la problemática que quieren exponer ante las autoridades de la Municipalidad y de la Policía, para sentirse cubiertos con la presencia policial. La descripción del escenario incluye datos sobre delincuentes que parecen especializarse en ataques a los repartidores. “Los tres tornados”, les llaman a jóvenes que, según sostienen, se mueven en tres motos Honda Tornado. “Sabemos quienes son, en qué motos andan y dónde paran todos los días”, avisaron con interés de que los consulten. Según el grupo de repartidores, a diario esos jóvenes a quienes acusan por el golpe contra Kevin Sanhueza, se reúnen en una plaza de la localidad de san Carlos.

“Los motochorros que nos roban a nosotros andan por la Ciudad y se escapan por las ramblas

Jonathan
Repartidor

 

No son los únicos del rubro: “Los que me robaron a mí en La Loma son de Ensenada. Estuvieron presos hasta hace poco y están en una barrabrava”, apuntó el motociclista.

Los repartidores de las empresas que funcionan con aplicaciones son monotributistas que cobran por la distancia de la entrega, dentro del mapa que cubre la aplicación, y el tiempo de espera, con horas asignadas de antemano y puntajes que acumulan durante los fines de semana, por tratarse horarios de alta demanda. Esos puntos por tiempo de trabajo y productividad les permiten subir en el escalafón por el que se define quiénes tienen derecho a abrir la aplicación y facturar. Tienen un vínculo operativo pero no relación de dependencia, por lo que las empresas no cubren pérdidas ni daños relacionados con la operación, el transporte ni la salud del mensajero.

Desde hace por lo menos un mes dejaron de cobrar con tarjetas de débito y crédito. “Hay quienes piensan que andamos con mucho dinero, como por ejemplo los ladrones, pero la realidad es que cada después de cada operación yo voy dejando la plata en un lugar seguro”, aclaró Jonathan. No obstante, la moto y el celular siguen siendo un atractivo para los delincuentes. De eso pueden dar prueba un glover que corrió delante de los ladrones en la zona de 2 y 60, el miércoles por la noche. También, un joven venezolano, que en esas horas fue atacado en la zona de 7 y 42: “Se quedó a pie y sin teléfono”.

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Algunos “glovers” camuflan la mochila para despistar a los asaltantes/Demian Alday

De noche, horas sin repartidores/Demian Alday

Hace una semana, tras el ataque contra un compañero, los repartidores se movilizaron a 12 y 53/archivo

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