En el supermercado minimizaron lo sucedido y negaron que haya un conflicto o apriete previo
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2018 | 03:58

Luego del enorme revuelo que provocó el ataque al supermercado chino de 65 entre 28 y 29, en horas de la tarde podía verse a quien en el vecindario identifican como propietaria del negocio sentada junto a dos empleados en la entrada al comercio.
Debido a que dentro del local todavía el aire era tóxico por las consecuencias de la granada con gas lacrimógeno, había en el acceso al súper, cajones de bebidas bloqueando el ingreso a clientes.
Este diario pudo comprobar que no hubo atención al público cuando una joven -minutos después de las 17- intentó entrar y la responsable del supermercado le explicó que estaba “cerrado”.
Desde la vereda del negocio se podía apreciar que el piso del salón se encontraba mojado, en clara señal de que el personal había baldeado.
Contra las versiones brindadas a este diario por varios vecinos, la mujer identificada como la dueña del supermercado, aseguró ser “sólo una empleada”. Y cuando se le preguntó si lo sucedido se había tratado de algún mensaje intimidatorio contra ese comercio, negó de plano esa posibilidad.
“No, acá no hay ningún conflicto, ni tampoco estuvimos recibiendo amenazas”, argumentó luego.
Asimismo, sostuvo que el autor del atentado “tiró la granada en la puerta”, aunque posteriormente se determinó que había sido en el interior del comercio.
La mujer, sin identificarse, dijo que tampoco se había tratado de un intento de robo. Y aseguró desconocer por qué causas habían arrojado el artefacto para afectar a quienes se encontraban dentro del local y alterar la tranquilidad del barrio. “Es muy raro lo que ocurrió”, deslizó en voz baja una joven que pidió reservar su identidad.
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