Centenares de puestos y distinta formalidad

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Escenario de una de los crecimientos más exponenciales que ha experimentado la venta callejera en la Ciudad, el Parque Saavedra se convierte los sábados, domingos y feriados en un gran mercado a cielo abierto en el que conviven diferentes nucleamientos de vendedores.

Son centenares de puestos artesanales y de reventa, con diferentes grados de informalidad, que se instalan en las cuatro hectáreas abiertas del Saavedra y el perímetro del sector cerrado adyacente -unos 700 metros en torno al parque Lisandro de La Torre-.

Como ha señalado este diario en anteriores artículos, hay, a grandes rasgos, tres grupos de vendedores.

Los más antiguos son los “artesanales”, regulados por ordenanza y con aval de la Comuna -aunque se desconocen las precisiones de esa autorización y sus parámetros- que despliegan sus tiendas por las calles 12, 68 y 14 en torno al sector cercado.

El segundo grupo inició su derrotero en la plaza Italia de 7 y 44, y luego pasó por plaza Valentín y Adolfo Alsina (1 y 38); de ambas fue desplazado, por quejas de los manualistas y vecinos, respectivamente. Actualmente se suele apostar en el eje del parque que marca la proyección de la avenida 66, y en parte de la calle 14, frente al Hospital de Niños. Su oferta es variopinta y su grado de formalidad cuanto menos incierto.

El tercer grupo, que no cuenta con ninguna clase de autorización y fue desalojado en más de una oportunidad por los inspectores de Control Ciudadano, es el de los manteros, que se instalan en derredor del lago, en los canteros que flanquean el eje de 66, y en la vereda diagonal que sale de 12 y 64 hacia la loma de la pérgola que corona el parque. A estos vendedores, ayer la comuna intimó para que regularicen su situación.

 

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