Cualquiera puede filmar: las nuevas tecnologías ponen el cine al alcance de la mano

Soderbergh es el último director en filmar una película con un iPhone: ¿marketing o democratización del arte?

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La resistencia del cine hoy se llama celuloide: el cine digital ha triunfado abrumadoramente y aunque algunos directores consagrados, de Scorsese a Paul Thomas Anderson, se aferran a los 35 o 16 milímetros, sosteniendo que ningún formato tiene la contundencia del fílmico, lo cierto es que filmar hoy de manera analógica requiere de presupuestos prohibitivos, mientras que el digital, sin costos de revelado y con herramientas cada vez menos costosas, no deja de abaratar sus costos al punto de que va tomando fuerza el “hágalo usted mismo”, cine creado desde celulares, con softwares gratuitos y costos de producción ínfimos, la antítesis de las viejas y gigantes estructuras del séptimo arte.

El último cineasta en subirse a esta tendencia es Steven Soderbergh: propenso a la experimentación, el director estadounidense eclipsó ayer la Berlinale con “Unsane”, rodado con un iPhone. Psico-thriller el personaje de Claire Foy (“The Crown”) atrapada en la red fraudulenta de un seguro médico y también en las de un acosador, la cinta es un cóctel de pánico, tensión, terrores internos y externos en la que “se funden la técnica y el contenido”, explicó el director.

“No es un filme sutil. Nunca antes había trabajado tan cerca de un rostro como ahora”, afirmó el cineasta: la técnica digital del iPhone le permite “la absoluta inmediatez”, lo que encaja perfectamente con el acoso al que se somete a su protagonista, en un “thriller” psicológico donde se mezclan la locura y la resistencia a perder la razón.

Soderbergh no es el primero en realizar el experimento: Michel Gondry filmó recientemente un cortometraje, “Détour”, financiado por Apple para revelar las bondades de la cámara y las aplicaciones del iPhone 7 Plus. Hace tres años, Sean Baker, el director de “The Florida Project”, de próximo estreno, filmó “Tangerines” y recibió aclamación crítica absoluta: la rodó en un iPhone, aunque a diferencia de Soderbergh y Gondry, lo hizo por falta de dinero.

DEMOCRATIZACION O NO

Allí se encuentra el verdadero potencial de este tipo de tecnologías ya cotidianas: cualquiera puede filmar. La idea de Soderbergh, Gondry, Baker y otros subvierten los conocimientos tradicionales y técnicos sobre el cine, y pueden hacerlo gracias a que tecnologías cada vez más poderosas se encuentran al alcance de la mano del consumidor de clase media. Y las herramientas para grabar y editar utilizando esas tecnologías, los softwares, también se encuentran a precios reducidos en cualquier tienda de apps (incluso de manera gratuita), y aunque la posproducción realizada por Soderbergh probablemente se haya realizado con aplicaciones profesionales, lo cierto es que los programas premium se diferencian cada vez menos de las aplicaciones gratuitas o “freemium”.

Incluso el conocimiento sobre cómo operar estos equipos y programas se ha descentralizado: las escuelas de cine siguen siendo importantes usinas de creativos, pero cualquiera puede acceder a tutoriales online para grabar su propia película. Apple, de hecho, puso seis videos instructivos a disposición de sus usuarios acompañando el corto de Gondry, donde el propio director explica allí cómo aplicó cada una de las técnicas de animación, slow motion, rodaje nocturno y más sólo con las herramientas integradas al teléfono.

Sin embargo, no falta quien dude esta supuesta democratización del cine: las películas producidas bajo esta fórmula del “hágalo usted mismo”, dicen, es apenas una manera de hacerse notar por los grandes estudios y corporaciones, como ocurrió, por ejemplo, con el argentino Andy Muschietti, que gracias a un cortometraje viral en YouTube consiguió trabajo en Hollywood: hoy es el director del megaéxito “It”, y se prepara para rodar su secuela.

 

 

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