Norcorea fortalece su relación con China tras el viaje de Kim

El líder del régimen de Pyongyang culminó ayer una visita de tres días a Beijing, donde se encontró con el presidente chino y prometió una “desnuclearización”

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Seúl

“Un deber solemne” para uno y “una opción estratégica” para el otro. La visita de Kim Jong-un a su homólogo Xi Jinping selló el reencuentro entre China y Corea del Norte, deseosos de mostrar su unidad ante la gran cita esperada de la cumbre entre ambos mandatarios.

El dirigente norcoreano terminó ayer una visita histórica a China, su primer viaje al extranjero desde que llegó al poder en 2011 y que supuso el regreso de China al primer plano de la diplomacia internacional.

La llegada del joven líder a Beijing se produjo semanas antes de dos encuentros cruciales, uno con el presidente surcoreano Moon Jae-in (a finales de abril) y otro con el presidente estadounidense Donald Trump (antes del fin de mayo).

Estos acercamientos recientes, organizados por Surcorea y no por China, parecieron marcar una marginación diplomática del gigante asiático. Hasta la visita de Kim Jong-un a la capital china.

Beijing y Pyongyang son aliados desde que combatieron juntos en la guerra de Corea (1950-1953) y China es, de lejos, el primer socio económico de Norcorea.

Pero el líder norcoreano todavía no se había reunido con el presidente chino, Xi Jinping, desde que sucedió a su padre Kim Jong-il hace seis años.

Las relaciones bilaterales se habían tensado en los últimos años a causa del apoyo creciente de China a las sanciones económicas de la ONU, destinadas a frenar los programas balístico y nuclear de Pyongyang.

Entonces, ¿porqué una visita de Kim ahora? Para Deng Yuwen, experto chino en relaciones internacionales, el joven líder cuenta con China para garantizar la seguridad de su régimen antes de su encuentro con Donald Trump. “Corea del Norte necesita a su hermano chino para protegerlo en ese momento crucial”, asegura Deng.

“Kim busca quizás que le suavicen las sanciones y también un apoyo de China para obtener garantías de EE UU en materia de seguridad”, apunta Bonnie Glaser, del Centro de Estudios Internacionales Estratégicos (CSIS) en Washington. “Creo que quizás (ir a Beijing) le da una ventaja suplementaria” antes de las cumbres con los presidentes surcoreano y estadounidense.

Trump acaba de nombrar a un “halcón” con fama de belicoso, John Bolton, como asesor para la seguridad nacional. Un nombramiento que ha avivado el temor a una intervención estadounidense si las negociaciones fracasan.

El líder norcoreano “necesitará de la comprensión y del apoyo de China” si esos diálogos desembocan en un revés, considera Hua Po, analista político independiente establecido en Beijing. “Es por eso que Kim ha venido, para coordinarse con China”, apunta.

Kim Jong-un sostuvo que su visita respondía al “deber solemne” de seguir los pasos de su abuelo y de su padre, los dos anteriores dirigentes norcoreanos, próximos aliados de China, según las declaraciones recogidas por la agencia norcoreana KCNA.

En su estancia en Beijing, a donde arribó en tren y acompañado por su esposa, Kim quiso además lanzar un mensaje conciliador y dialoguista, en línea con la nueva actitud del régimen que ha pasado de amenazar al mundo con sus misiles a celebrar cumbres históricas y ofrecer la opción de su desarme nuclear. “Nuestra posición constante es estar comprometidos con la desnuclearización de la península”, aseguró el líder durante sus reuniones con el presidente chino.

una larga amistad

Por su parte, Xi Jinping alabó la amistad que une a ambos países, forjada durante la guerra de Corea (1950-1953). “Es una elección estratégica y la única buena elección posible entre ambos países en base a la historia y la realidad”, declaró. Xi aceptó una invitación para visitar Corea del Norte, según la agencia norcoreana KCNA.

Y aunque China se alegre de que las tensiones en la península coreana se hayan apaciguado gracias a los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados el mes pasado en Corea del Sur, desea conservar toda su influencia sobre Pyongyang, según considera el experto en asuntos chinos Bill Bishop, editor del boletín Sinocism. “China no quiere una península coreana nuclearizada. Pero tampoco quiere ningún avance hacia la reunificación” entre las dos Coreas, agrega.

Ocurre que China teme, ante todo, que el régimen de Kim Jong-un se hunda, ya que eso podría provocar un flujo de refugiados y permitir al ejército estadounidense, ya establecido en Corea del Sur, desplegarse en la frontera china en una Corea potencialmente reunificada.

Con tantas reuniones en vista, la actividad diplomática se augura intensa. Representantes de Seúl y de Pyongyang se reunirán a partir de hoy para preparar la cumbre intercoreana.

“Corea del Norte juega sus cartas diplomáticas de forma profesional y, además, de forma ordenada”, subraya Christopher Green, del grupo de reflexión International Crisis Group (ICG).

Green recuerda que el padre del dirigente norcoreano, Kim Jong-il, permaneció en su país los seis primeros años de su mandato “para consolidar allí su poder, a menudo con violencia” antes de empezar a reunirse con dirigentes extranjeros. “Es el mismo modelo que está siguiendo Kim Jong-un”. (AFP, AP y TÉLAM)

Salida al mundo
Después de varios años de reclusión en su país, Kim Jong-un parece decidido a salir un poco y explorar el mundo. La sorpresiva visita que hizo el líder norcoreano al presidente chino Xi Jinping esta semana fue su primer viaje al exterior desde que asumió el poder en 2011.

 

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