Sangre india: Nico Ortiz marcó el camino en el último partido de su padre como DT

Por: NICOLAS LAMBERTI

Fue una noche de muchas emociones en el estadio Juan Carmelo Zerillo del Bosque. Gimnasia volvió al triunfo ante Newell’s  después de nueve partidos, nada más ni nada menos que con la apertura del marcador a manos del debutante hijo del entrenador que, a partir de la llegada de Pedro Troglio -presente en la tribuna-, dejaba su interinato al mando del Primer Equipo mens sana.

El Indiecito abrió la cuenta en una jugada de pelota detenida cuando moría el primer tiempo, mientras que Ezequiel Bonifacio puso el 2 a 0 final en el transcurrir del complemento.

El “Indio, Indio...” se escuchó fuerte en el corazón de 60 y 118, porque el hincha supo reconocer al DT que nuevamente tomó un fierro caliente y cortó una racha que parecía no morirse nunca. El técnico le dejó el buzo a Pedro con cinco unidades en nuevo juegos producto de dos empates y un triunfo.

CONSTRUYÓ UN TRIUNFO FUNDAMENTAL

Con paciencia e inteligencia, Gimnasia logró construir un triunfo fundamental en el cierre de la Superliga. En el amanecer del primer tiempo, manejaba la pelota pero le costaba ser profundo y lastimar al rival.

El conjunto Tripero buscaba tejer juego con el tandem Dibble, Faravelli, Gómez, pero el orden del Leproso no se lo permitía y sumergía al desarrollo en una suerte de monotonía y aburrimiento.

Antes del cuarto de hora, y sin desesperarse, el equipo pudo tener algunas aproximaciones a raíz de sendos centros desde la derecha que el arquero Ibáñez logró cortar antes de que llegaran a los pies de Nicolás Contín.

Y ante el impedimento de poder llegar con juego elaborado, la pelota quieta no era una mala alternativa para hacer daño. Así pudo tener la apertura del marcador en la derecha de Dibble tras un córner ejecutado por el Monito Gómez, pero el balón se desvió justo en Nadalín y salió por un costado.

A instancias de Faravelli, el volante más participativo en ataque, el Lobo volvió arrimarse. El “Lolo” probó con un derechazo desde afuera del área y el balón se fue cerca del horizontal.

Por su parte, la Lepra hizo asustar a Alexis Martín Arias, quien a los 40, se quedó perplejo tras un cabezazo de Leal que dio en la base del palo izquierdo después de un centro que cayó al corazón del área.

Cuando la visita comenzaba a complicar al Lobo, sobre todo por el costado izquierdo de su ataque, el Indiecito le puso los puntos. Nicolás Ortiz recibió por el segundo palo un tiro libre ejecutado por Faravelli desde la derecha y ajustició a Ibáñez para poner el 1 a 0 y gritar con todo contra el alambrado del Bosque.

LO LIQUIDÓ CON UN BOMBAZO

El Leproso mejoró un poco en el complemento aunque no le duró demasiado. En el arranque tuvo el empate en los pies de Leal nuevamente, que picó al vacío tras un pase de Rivero, pero Alexis Martín Arias atenazó el derechazo del moreno.

Por su parte, el Lobo se despertó y volvió a amenazar a Ibáñez mediante otra pelota quieta. Nicolás Colazo metió un centro pasado desde la izquierda y Gómez la bajó de cabeza al medio del área chica pero Sills despejó con lo justo.

Tras esta jugada, el partido entró en un pozo que favorecía a Gimnasia. El visitante ensayó variantes ofensivas para lanzarse hacia la igualdad, pero el Lobo supo planchar el juego y en base al orden y a la buena lectura para ocupar los espacios, pudo controlar las acciones lejos de su arco.

Hasta que el sacudón llegó desde el banco. Porque con un bombazo de Ezequiel Bonifacio tras un exquisito pase de Alemán, el pueblo mens sana pudo gritar el segundo gol de la noche cuando el reloj marcaba los 36 minutos.

Esto sin dudas desinfló al rival que quedó “drogui” y casi sufre el tercero con una disparo de Nicolás Contín que se terminó yendo muy encima del travesaño.

Tras esto poco más pasó, Gimnasia logró un triunfo que vale mucho de cara al próximo semestre y la emoción se apoderó del círculo central cuando padre e hijo se fundieron en un abrazo. Uno dejó el cargo y el otro recién comienza a hacer sus armas en Primera División.

 

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