Golpe para el zoológico local por la muerte de la tigresa de Bengala tras un problema renal

Estuvieron quince días con tratamientos intensivos para salvarle la vida. Sin embargo, ayer se comunicó el deceso del animal

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Comenzó a manifestar un cuadro de decaimiento general acompañado por una anorexia. Eso fue el 4 de mayo. Y ayer Dhara, una de las tigresas de Bengala del Zoológico de La Plata, murió. Fue un golpe para el equipo veterinario que trató, infructuosamente, durante quince días, de sacarla del grave estado que le había provocado, según el diagnóstico, una falla renal. El deceso también impactó en el ánimo del personal del paseo, en contacto cotidiano con el animal.

De una belleza felina singular, el tigre hembra había llegado al Bosque platense en las vacaciones de invierno de 2015, cuando acababa de cumplir 10 años, y con el objetivo de emparejarlo con el macho que ya habitaba el predio, pues el ejemplar de origen asiático, en franca extinción, prácticamente había desaparecido de los contextos salvajes y por ese entonces todavía se concebían los zoos como espacios reproductivos.

Una característica la distinguía todavía más de su especie exótica: era, como pocos animales de su especie, que por lo general exhiben una tonalidad anaranjada, de color blanco.

No bien los veterinarios advirtieron la desmejora, se empezó a analizar el grupo de síntomas que presentaba la tigresa, que incluían salivación desmedida, falta de apetito y una respiración de contragolpe. Por el tipo de manifestaciones clínicas se determinó que se trataba de una falla renal, un cuadro, se señaló, “grave e irreversible” para ese tipo de animales.

Desde que se le detectó la enfermedad, Dhara fue sedada y medicada, pero tras dos semanas de intensos cuidados, falleció al no lograr sobreponerse. “Debido a que el único acceso a la administración de medicación en este tipo de animales solo se puede realizar bajo anestesia general, decidimos realizar la práctica para intentar un tratamiento y monitorear su desarrollo. Lamentablemente el cuadro fue irreversible”, explicó en el informe el jefe de División Sanidad y Nutrición Animal del predio, Juan José Diorio.

Los de color blanco son ejemplares de tigre de Bengala (o tigre indio, como también se los llama) con una condición genética que produce la casi eliminación del pigmento del pelaje, que por lo general es anaranjado. Igual, las rayas negras típicas de la especie no se ven afectadas.

Este fenómeno ocurre, según se explicó, cuando un tigre hereda dos copias del gen recesivo para la coloración pálida: nariz rosa, ojos color azul hielo, y piel de color blanca crema con rayas negras, grises o marrón claro.

La tigresa blanca fue, en estos casi tres años de su estadía, una de las mayores atracciones del Zoo local. Es que su porte, su andar elegante y relajado, bien típico de los felinos, despertaba la admiración de todas las miradas. Había sido traída de una institución de Estados Unidos.

En el ambiente de los tigres queda ahora un solo ejemplar: Colón, que aunque su nombre lo desmienta se trata, también, de una hembra.

 

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