Cuando la rutina se vuelve miedo entre las paredes de la propia casa

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La casa de 119 entre 65 y 66, donde el miércoles a la noche ingresaron los cuatro delincuentes. No trascendió cómo se colaron en la propiedad, pero se las ingeniaron para hacerlo sin levantar sospechas en el barrio.

Ataron a una jubilada, su yerno y el nieto y hasta amenazaron con herir al niño si no les entregaban lo que habían ido a buscar: dinero.

Sustrajeron una suma en efectivo, aunque no trascendió el monto, además de otros objetos de valor.

No se sabe en qué escaparon.

 

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