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Información General |Especialistas y pacientes trasplantados cuestionan su verosimilitud

La búsqueda de un órgano, una realidad que está lejos de la narrada en la película “Animal”

Advierten que la última película de Francella describe un escenario en torno a los trasplantes que puede generar confusión

La búsqueda de un órgano, una realidad que está lejos de la narrada en la película “Animal”

Antonio, el personaje de francella en Animal, necesita un riñon/ web

Nicolás Maldonado

Nicolás Maldonado
nmaldonado@eldia.com

21 de Junio de 2018 | 05:01
Edición impresa

“Si trabajé toda mi vida y puedo comprarme una casa… ¿por qué no puedo comprarme también un riñón?”, se pregunta Antonio -el personaje de Guillermo Francella en “Animal”- un padre de familia con una vida ordenada que de pronto se encuentra frente a la necesidad de un trasplante renal para sobrevivir. Esa pregunta y la angustiante espera del órgano estructuran la trama de una película tan electrizante como cuestionada por quienes más conocen esta realidad en nuestro país.

¿Se puede acelerar un trasplante a fuerza de dinero? ¿Existe un mercado negro de órganos en nuestro país? Y si hubiera alguien dispuesto a vender un órgano propio… ¿podría llegar a hacerlo? Al ser consultados por estos escenarios que explora “Animal”, tanto especialistas en trasplantes como pacientes que han atravesado esa situación coinciden en responder con un rotundo “no”.

“Animal es una buena película pero no tiene nada que ver con la realidad”, asegura Roberto Issa, quien hace unos años recibió un trasplante renal y desde entonces se dedica a promover voluntariamente la donación junto a su mujer, Lucía Gómez, también trasplantada de riñón. “Si pudieran comprarse órganos -dice- no habría hoy 14 mil personas en lista de espera por un órgano en nuestro país”.

“Si bien es cierto que la espera de un órgano puede ser larga y muy angustiante, también hay personas que lo reciben a los pocos meses de requerirlo y eso no significa que el sistema no funcione con equidad. Justamente cuando uno entra en la lista de espera lo hace con variables de compatibilidad y urgencia que el sistema informático evalúa al aparecer un órgano para establecer el orden de prioridad”, explica Roberto, para quien la película “no es verosímil porque no apunta a describir la realidad de los trasplantes en Argentina sino que usa el tema para hablar del egoísmo en nuestra sociedad”.

Lo mismo señala el doctor Hugo Petrone, presidente del CUCAIBA, el organismo que coordina la donación y el implante de órganos a nivel provincial. “El planteo de la película es completamente inviable e inverosímil. No hay posibilidad de comprar un órgano ni tampoco saltar el orden de prioridad que establece el sistema de asignación. Aunque como país tenemos una tendencia a dudar de muchas cosas, en este campo somos un ejemplo de transparencia y equidad en la Región”, afirma Petrone, un prestigioso nefrólogo que ha dedicado veinticinco años de su vida al trasplante renal.

“La donación de órganos está regida por el principio de altruismo, lo que significa que si uno quiere donar un órgano sólo puede hacerlo para beneficiar a otra persona sin mediar una transacción comercial. De ahí que en el caso de los trasplantes con donantes vivos relacionados sólo se admite que se practiquen entre familiares con vínculo directo y entre parejas. Cuando es un amigo quien quiere hacerlo hace falta que un juez lo autorice tras corroborar la relación”, explica.

PODRIA ACORTARSE LA ESPERA

Con respecto a las esperas de órganos en nuestro país, si bien reconoce que en algunos casos pueden ser largas, Petrone cree que la nueva ley de trasplantes que acaba de recibir media sanción en el Senado (la denominada Ley Justina) podría mejorar en alguna medida esta situación eliminando trabas burocráticas que hoy impiden que un paciente con muerte cerebral llegue a donar.

“Si bien en nuestro país rige ya el consentimiento presunto (que implica que una persona que no haya expresado su negativa a donar órganos es considerada por defecto un donante potencial), en la practica hoy los organismos de procuración necesitamos el consentimiento familiar antes de proceder. Y en general cuatro de cada diez consultas que hacemos resultan en una negativa, lo que habla de un alto porcentaje de negativa familiar”, cuenta el presidente del CUCAIBA, quien espera que este aspecto pueda ser resuelto con una nueva legislación.

 

 

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