Entre el humor y la reflexión

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail. com

Cada vez hay más profesoras que salen del armario y se acuestan con sus alumnos. Ya hablamos de esa docente mendocina de 23 años que a un chico de 13 lo hizo amante y padre con un par de lecciones. Y en estos días hubo otras cursadas con igual programa: varones abusados por sus maestras. Porque el consentimiento no cuenta cuando se trata de una relación asimétrica con dominantes y dominados.

A comienzo de esta semana, una docente de Ohio, Jessica Langford, fue condenada a un año de cárcel por haber sido encontrada en un aula haciendo el amor con un alumno de 16. Durante 30 minutos hubo penetración y sexo oral, hasta que el principal del Miamisburg Middle School irrumpió en ese salón, trabado y con mucha tarea. Lo de brindar sexo multiplicado era parte del programa de esta profe de Geometría que le enseñó al chico a reconocer volumen y redondeces. Jessica fue despedida y compareció ante la justicia acompañada por un marido perdonador que pagó la fianza, la confortó y hasta compró el falso relato de otra señora engañadora. El revolcón fue el último día de clases. Para él, una fiesta de graduación inolvidable, sin bocinazos pero muy acelerada.

No fue la única. Stephanie Peterson era profesora de Ciencia en la New Smyrna Beach Middle School, Florida. Y fue detenida por tener sexo con un alumno de 14. Peterson estaba casada desde 2015 con Brandon Ferri, un bombero y dueño de barcos de pesca que no advirtió que ella apagaba sus fuegos en otros cuarteles. El alumno le aportó bríos y biología al lecho de ese bombero que guardaba una manguera siempre enrollada. Y le puso buenas notas a esta profe de Ciencia que tres veces por semana lo entrenaba en la química del sexo y el amor.

El magisterio sale del armario pero siempre en plan enseñanza. Para reforzar clases, explorar nuevos contenidos y darle a las aulas otras ocupaciones. La idea de transformar al alumno bien presentable en chico aventajado le puso un poco de pimienta a un magisterio que también quiere su recreo después de lidiar con tanto adolescente desatento. Estas profes se esforzaron para hacer intensivo y llevadero el ciclo formativo. Para ellas lo del sexo fue un repaso con carpeta nueva, pero para los chicos, un examen final que los diplomó como amantes de señoras a la edad de los juegos.

Pero volvamos a la maestra mendocina. Ella iba a la casa del chico a darle clases particulares. Y a pura caricia pasó de segunda mamá a primera novia. ¿Qué hubiera sucedido si en vez de una maestra, los protagonistas hubieran sido un maestro y una alumna de 13 años? No hace falta ser muy imaginativo: escrache, acusaciones de corrupción de menores, despido y calabozo. ¿Por qué en Estados Unidos esto se condena y aquí ni se juzga? ¿O sólo los profes abusan y las profes entretienen? La ley es muy clara. Sin embargo el imaginario popular, tan manipulado en estos días, hace la vista gorda o flaca según su talante. Pero resulta por lo menos sugestivo que la patrulla feminista criolla, tan sensible a toda insinuación, no haya objetado a esta profe de la cordillera que se trepaba a su alumno para enseñarle el cerro de la gloria.

El silencio del feminismo local acabó reafirmando el credo machista de que acoso y abuso tienen diversas interpretaciones. Para ellas el chico sólo disfrutó de una docente con cama adentro que pudo sacarle frutos tempraneros a su alumno preferido. ¿Aceptaron esta pedagogía porque era una profesora y no un profesor? Evidentemente por estos lados la igualdad de género presenta algunas desigualdades. La experiencia de sexo educativo venía mostrando que eran profes de música y educación física los principales apuntados. Pero hoy vemos que docentes de ciencias duras tantean otras durezas para poder disfrutar del más crudo humanismo. Los alumnos aprendieron que eso del sexo con la mochila puesta está muy bien y facilita mucho el aprendizaje. Y saben que del armario docente antes salían mapas y borradores, pero hoy hasta la de Geografía enseña nuevos atajos para llegar antes de tiempo a las altas cumbres o a los bajos instintos.

El estudiante disfrutó de la profe que lo entrenaba en la química del sexo y el amor

 

 

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