Todas las miradas están puestas en el acuerdo con el FMI y sus posibles desembolsos
Edición Impresa | 5 de Junio de 2018 | 03:19

Ricardo Rosales
Las expectativas, tanto políticas como económicas, están hoy depositadas en el cierre de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y, en especial con la magnitud de las metas de ajuste fiscal y el monto del desembolso al que se agregarían fondos adicionales del Banco Mundial, el BID y la Corporación Financiera Andina. No hay información precisa de los recortes de gastos y tampoco del desembolso, aunque se menciona un piso de al menos 30.000 millones de dólares y un déficit fiscal de 1,5% del PBI para el año próximo. Con esta enumeración no alcanza para pronósticos, aunque es obvio que las correcciones no serán sin costo.
Del lado de la política, se supone una ecuación inversa: a más dólares del FMI, más suave sería el ajuste y más chance tendría el presidente Mauricio Macri a una reelección. Los negocios y el mercado hacen una evaluación parecida: con un fuerte respaldo del FMI, la reelección vuelve a ser más tangible, aunque dan por terminado el gradualismo económico oficial y esperan un rápido ajuste fiscal y monetario. Las hipótesis también tienen cierto paralelismo respecto al tiempo de recuperación del nivel de actividad. Los optimistas suponen que tras el paro del segundo y tercer trimestre de este año, en el cuarto comenzaría la recuperación. El año 2019 sería de crecimiento y, por tanto, la política se alinearía a la regla que dice: los oficialísimos ganan en los años de bonanzas.
Los pronósticos, de cualquier manera, no siempre se cumplen y la mayoría de las veces se deben recalcular. En definitiva, es el impasse que se advierte hoy respecto a como absorberá la economía argentina el golpe cambiario de mayo, pero en un contexto mundial de más incertidumbres. El dólar sigue con una tendencia a apreciarse, en un escenario de aversión al riesgo en los mercados, productos de los ruidos políticos en Italia y España, aunque también por datos técnicos no tan difundidos: la inflación de mayo en Alemania se habría acelerado más de lo esperado, y en la Eurozona se espera una tasa anualizada de 1,9%, por encima de la proyectada. En Estados Unidos también hay presiones por el lado de los precios. Algunos analistas hablan de alzas mayores no registradas adecuadamente por los índices, mientras que el desempleo descendió a 3,8% y los salarios por hora volvieron a subir.
La votación de las tarifas en el Congreso, vetada por Macri también está en el menú de las expectativas. El peronismo unido alrededor de un proyecto de ley aparece como una fuerte señal hacia el 2019, aunque tras una iniciativa que vulnera otra vez la seguridad jurídica. Con los antecedentes del gobierno kirchnerista, esa votación abrió nuevos interrogantes sobre si la oposición retornará a posiciones populistas o habrá una versión más responsable que, quizás la aleje de una posible victoria el año próximo.
Pero volviendo a temas más concretos, la cotización del dólar es hoy lo más acuciante. El Banco Central mantiene su apuesta de un techo de 25 pesos por unidad para la cotización mayorista, con una oferta de 5.000 millones de dólares. Aunque el mercado lo desafía en cada rueda, mientras que el dólar para el público ya lo superó con creces. La intención oficial es evitar que las alzas se trasladen a los precios internos, quizás a la espera que sea oficial el acuerdo con el FMI y se pueden despejar otras incógnitas. Las opiniones sobre si el dólar seguirá subiendo más que los precios este año dependen en parte de ese programa y también con lo que ocurra con las tasas de la Reserva Federal norteamericana.
A diferencia de lo ocurrido con la crisis del 2001, el golpe cambiario no puso en riesgo los bancos ni la deuda. En aquella época, la devaluación suponía entrar en default y crisis de los bancos por sus depósitos. Hoy, como se señaló, complica la evolución de los precios y también la recomposición de la tarifas. Como están atadas al precio del petróleo, las subas requieren de otras actualizaciones para eliminar los subsidios. La inercia inflacionaria es quizás la mayor dificultad del programa que está bajo negociación con el FMI, y que esto no dificulte lograr una meta fiscal menor.
En estos días se conoció la magnitud de las pérdidas del campo por la fuerte sequía para el período 2017/2018. La producción total de granos se ubicaría en torno a las 97 millones de toneladas (tomando los siete cultivos principales), con una disminución de casi 30 millones respecto el período anterior. La caída es poco frecuente y por la magnitud solo es comparable con lo ocurrido con la campaña 2008/2009, donde la pérdida fue de 35 millones de toneladas. La merma de las exportaciones totales estaría en el orden de los 1.600 millones de dólares.
“Los optimistas suponen que tras el paro del segundo y tercer trimestre de este año, en el cuarto comenzaría la recuperación”
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE