Vecinos hartos de los ruidos molestos por la agitada movida nocturna en diagonal 74
Edición Impresa | 4 de Julio de 2018 | 02:17

Zona de cervecerías, bares y de agitada movida nocturna, en diagonal 74 entre 11 y 48 y alrededores los vecinos aseguran que “hace meses” que no duermen por el impacto de la actividad de los locales.
Día tras día, sin distinguir fines de semana y jornadas hábiles, hasta altas horas de la madrugada, se registra en esas cuadras un intenso flujo de gente y abundan, según las denuncias vecinales, la música a todo volumen, los gritos, las peleas y a veces hasta desmanes que terminan destrozando fachadas y mobiliario urbano.
Los que peor la pasan son los ocupantes del emblemático edificio situado sobre el triángulo que conforman la diagonal, 48 y 11, justo enfrente de las cervecerías El Peñón y Tom, las más conflictivas según la consideración de los vecinos.
Un hombre que vive, por caso, en el piso 6º de esa vivienda multifamiliar de 15 niveles y 30 departamentos, contabiliza 52 denuncias formuladas en la Secretaría de Convivencia y Control Ciudadano. “A veces no es tanto el volumen de los ruidos sino la vibración que producen, además de los griteríos que hay en la puerta de los locales, los autos con la música exageradamente fuerte y los coches estacionados en doble fila”, sintetizó el vecino que, experto en ergonomía, posee en su departamento varios aparatos de medición, entre ellos decibelímetros y hasta un equipo equiparable a un pequeño sismógrafo. “En plena actividad de las cervecerías, bien a la noche, coloco ese aparato sobre un aparador y pega unos saltos impresionantes”, contó.
MESES SIN PODER DESCANSAR
Todo comenzó, según coinciden en el consorcio de diagonal 74, entre octubre y noviembre del año pasado, cuando se inauguró El Peñón, hoy abierto de lunes a lunes desde las seis de la tarde hasta las cinco o las seis de la mañana. El padre de una familia que vive en el último piso del edificio más cercano al local -que ya se cruzó en varias oportunidades para pedirle a los encargados del lugar que controlen de alguna manera los ruidos molestos y el desorden- señaló que “el problema excede el fin de semana, porque ahora los jóvenes salen casi todos los días”.
En ese sentido el vecino remarcó que son cosa de todas las noches las peleas, los gritos y los ruidos que genera la actividad en la vía pública. “Lo que pasa es que ahora se usa ir a la barra, pedir cerveza e ir a tomarla afuera; entonces todo el movimiento es en la vereda del bar, no adentro, y al día siguiente aparece, por ejemplo el frente del edificio pintado”, comentó.
Para Dolly Bacigalup, propietaria de un departamento del piso 14, no hay en la zona horas posibles de descanso desde hace meses y eso que tiene en su haber “infinitas” llamadas al 147, el número municipal al que suele acudir cuando escucha los primeros alborotos. “Vienen al rato de Control Urbano, miden los decibeles y les da un volumen muy bajo, algo que es sabemos que no puede ser” indicó la mujer a la vez que aportó como dato curioso que hay noches que vienen tranquilas y de repente irrumpe la música a todo lo que da. “Estamos durmiendo y de golpe, a las dos de la mañana, empieza todo el desorden”, concluyó la vecina.
Según destacaron los vecinos, hace mucho que no advierten presencia policial en la zona, “ni de patrulleros ni de efectivos a pie”, subrayaron, y tampoco ven que se realicen controles de nocturnidad por parte de inspectores municipales.
ZONAS ESPECIALES
Los reclamos por ese polo gastronómico surgido en diagonal 74 entre 48 y 49 son nuevos. Sin embargo, es habitual que la Comuna reciba planteamientos de vecinos con problemas de convivencia con bares en cualquier barrio. Frente a esas demandas, el Municipio proyecta incorporar al nuevo Código de Ordenamiento Territorial que se analiza zonas específicas para la radicación de bares y boliches y así, precisaron fuentes del Ejecutivo municipal, “disponer de un mayor y mejor control de la nocturnidad”.
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