La suba de los precios también se hace sentir en la venta de autos usados que cayó 2,5 %

Los concesionarios afirman que es un gran momento para este tipo de vehículos que aún no sienten todo el aumento

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La Cámara del Comercio Automotor (CCA) informó que durante el mes de julio se vendieron en el país 153.219 vehículos usados, una baja del 2,46% con respecto a igual mes del 2017, cuando se comercializaron 157.087 unidades. En el acumulado de los 7 primeros meses del año, el volumen llega a 1.027.544 unidades, un crecimiento del 6,07% con respecto a igual período del año pasado, cuando se vendieron 968.785 vehículos.

Si lo comparamos con junio (131.185 unidades), la suba llega al 16,80%.

MENOS DE LO PREVISTO

“Julio nos sorprendió. Esperábamos una baja que no superara el 10% pero la misma fue de 2,46%. En estos primeros siete meses del año, tuvimos tantos cambios económicos que nos cambiaron las expectativas y las reglas de juego del sector”, expresó Alberto Príncipe, presidente de la CCA. “Los autos 0 km vienen subiendo a un ritmo importante desde fines de abril (entre un 20 y 25%), porque no pueden quedar atrasados respecto del dólar, pero la contrapartida es que el sector del auto usado, que tendría que acompañar las subas, inexplicablemente por ahora no lo hace. Es indudable que esta situación no va a seguir en forma permanente”, mencionó el directivo.

LA MEJOR OPCIÓN

“Hoy este mercado es la mejor opción que tienen los compradores ante esta oportunidad. La pregunta que nos hacemos es cuánto durará. Lo determinarán las terminales y los concesionarios el tiempo que puedan sostener la falta de rentabilidad. Siempre digo que las crisis crean oportunidades, ésta es una de ellas”, dijo Príncipe.

La suba en los precios de los autos se convirtió en el principal problema del sector. Los concesionarios se tienen que ajustar para no perder rentabilidad, pero al mismo tiempo, no pueden subir todo lo que sería necesario para cubrir sus costos porque está cayendo la demanda. Los problemas comenzaron desde el momento en que se combinó un cóctel letal para las terminales que son una devaluación abrupta e inesperada, que se vivió en dos meses, junto con el aumento en las tasas de interés que llegaron hasta el 50 por ciento.

De esta manera, los dos factores juntos se convirtieron en un explosivo que nadie sabe hasta donde impactará su alcance, y especialmente cuando se planifica a largo plazo, minimizar las consecuencias es aún más difícil. Lo cierto es que, como en todo mercado, las crisis abren oportunidades y hubo marcas que del 1,5% mensual aumentaron hasta 10% en un mes.

 

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