Desprolijidades en los viajes con familiares de caídos en la guerra del Atlántico Sur

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La ahora conocida “desprolijidad” con las tumbas de los soldados caídos en Malvinas no es la primera que rodeó al proceso de identificación de los cuerpos. Con motivo del histórico viaje a Malvinas de familiares de los soldados identificados, se conoció por ejemplo la presencia de “colados”.

En aquella oportunidad, familiares de noventa soldados sepultados como NNs en el Cementerio de Darwin visitaban finalmente sus tumbas tras su identificación. Sin embargo, no todos pudieron viajar.

Alberto Rodríguez, el padre de unos de ellos, tuvo que mirar la ceremonia por televisión. Y no es que no haya querido viajar, sino que nadie lo invitó, y en su lugar, según se supo después, viajaron “colados” que nada tenían que ver con los familiares. Entre ellos, algunos funcionarios.

El propio Rodríguez aseguró que hasta semanas antes del viaje ni siquiera sabía que su hijo José Luis, quien murió peleando junto al Regimiento 7 de La Plata, era uno de los identificados a los que se iba a homenajear.

La historia de Rodríguez, quien llevó su reclamo ante la Justicia Federal de Dolores y a la Secretaría de Derechos Humanos, cobró relevancia luego de que diputados nacionales denunciaran la presencia de personas que no eran familiares ni estaban vinculados al proceso de identificación.

Según se denunció en esa oportunidad, “hubo otras personas vinculadas a organismos públicos que viajaron sin ninguna función concreta ocupando lugares que se suponía que eran para los familiares, algo indignante considerando que algunos de ellos se quedaron sin viajar”.

Entre los que se quedaron sin viajar estaba el padre de Rodríguez, quien señaló que “cuando fui a reclamar a la Secretaría de Derechos Humanos porque no había sido informado de la identificación de mi hijo, me dijeron que lo habían hecho en una reunión familiar de la que nunca me enteré”.

Alberto Rodríguez también contó que en los últimos años visitó dos veces el Cementerio de Darwin y lloró junto a una tumba sin nombre que, finalmente, resultó no ser la de su hijo José Luis.

 

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