Jardines donde plantas exóticas crecen junto a las obras de arte

Uno para visitar es el de Majorelle. Se lo conoce por el reluciente azul cobalto de sus edificios en contraste con el verde de las palmeras

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MARRAQUECH

Daniela David
DPA

El jardín más extraordinario de Marraquech está situado lejos del barullo: Anima, creado por el artista austriaco André Heller, quien vive en Marruecos. Aunque no fue inaugurado hasta 2016, el aspecto del jardín no es nuevo, sino que sus árboles son grandes y maduros. “A tal efecto, tuve que transportar por el país, en una logística complicada, palmeras y cactus altos”, explica Heller, quien ya ha diseñado jardines en muchos países. Anima es la obra botánica de toda su vida.

Plantas exóticas crecen alrededor de obras de arte. Una cabeza de un metro de alto hecha de teselas expulsa agua nebulizada. Un cactus gigantesco acompaña una escultura del artista pop Keith Haring. El barco “Esperanza” parece deslizarse como un arca de Noé sobre el césped. Pero Marraquech tiene más oasis fascinantes. Un jardín que casi todos los turistas en la ciudad imperial visitan es el Jardín Majorelle. Se lo conoce por el reluciente color azul cobalto de sus edificios y pilas, un bonito contraste con el verde de las cactáceas y palmeras.

El jardín fue creado en la década de los 20 por el pintor francés y coleccionista de plantas Jacques Majorelle. En 1980, el diseñador de moda Yves Saint Laurent compró el jardín y agregó imponentes cactáceas de Estados Unidos. Para el modista, el jardín servía como refugio inspirador. Los jardines de Marraquech no podrían existir sin un sistema refinado de suministro de agua. Tubos subterráneos llevan el agua de la cercana cordillera del Atlas a la ciudad, una técnica de 1.000 años de antigüedad. Este sistema hidráulico sobrevivió en el Jardín Secret, situado en la periferia de la Medina.

Después de atravesar los angostos y ruidosos zocos, característicos de Marraquech, uno de repente se encuentra en medio de un espacio de tranquilidad y belleza. El “Jardín Secreto”, inaugurado en 2016, está inspirado en un antiguo riad, una casa marroquí con un patio central decorado con flores o plantas.

Marraquech está llena de riads. Muchos de estos edificios históricos son actualmente hoteles. A poca distancia se encuentra el jardín Arsat Moulay Abdeslam, que fue reabierto en 2005 como ciberparque. También este jardín fue un regalo del sultán para uno de sus hijos.

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