Mauricio Macri y Lavagna en contra de una suba sobre Bienes Personales

El candidato del Frente de Todos había dicho que para bajar el déficit fiscal podría aumentar su alícuota, de manera similar a cómo lo implementó el Frente Amplio en Uruguay. Pero generó polémica y críticas

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La propuesta de Alberto Fernández de aumentar el Impuesto a los Bienes Personales fue rechazado tanto por el presidente Mauricio Macri como por el candidato de Conseno Federal, Roberto Lavagna.

Según trascendió ayer, la idea en el Gobierno es no aplicar ningún cambio a la actual estructura, que “ha ido bajando en la reforma tributaria de 2017 y no está previsto volver a subirlo”.

En el mismo sentido se expresó Lavagna, quien durante un acto de campaña en Morón dijo que “no hay que subir ningún impuesto”. Incluso se mostró proclive a “bajarlos y yo tengo uno preferido: todo aquel que impida crear trabajo”.

En el contacto que mantuvo con los que asistieron a la charla ante unas 300 personas, el ex ministro de Economía hizo hincapié en que “la prioridad es crear trabajo y poner en marcha la economía. Hay que generar abundancia y distribuir con equidad”.

Días atrás Alberto Fernández, hablando de las medidas aplicadas en Uruguay para bajar el déficit fiscal, resaltó la de subir el Impuesto a los Bienes Personales. Sin embargo, las críticas que levantó de parte de especialistas tributarios lo hicieron dar marcha atrás sobre el tema y decir que “exige un estudio mayor”.

Tras aclarar que se trata de un gravamen que “no lo debe pagar el ciudadano de la clase media que tiene un auto y una casa”, el postulante kirchnerista dijo que “yo expliqué que si estudian bien, Uruguay tenía un déficit fiscal primario parecido al de Argentina ahora. Y después agregué que el superávit logrado en gran medida lo logró porque cambió el sistema impositivo y gravó los Bienes Personales, cosa que yo creo que en Argentina debería hacerse porque Macri los bajó sustancialmente con un sentido de ir eliminándolo”.

Un gravamen desactualizado

En los años 90, el gobierno de Carlos Menem puso el impuesto a los bienes personales a partir de un piso (mínimo no imponible) de 100.000 pesos de patrimonio, que equivalían a 100.000 dólares en tiempos de convertibilidad. Tras la devaluación de 2002, el gobierno de Néstor Kirchner lo actualizó a $305.000 pesos y lo mantuvo por años. La gestión de Macri lo fue actualizando hasta llegar hoy a $2.000.000, unos 33.000 dólares.

Aunque ese volumen imponible no incluye vivienda propia, títulos públicos argentinos, caja de ahorro ni plazos fijos, y tampoco se contemplan las deudas. Sí se computan otros inmuebles, efectivo, cuentas corrientes, títulos públicos de otros países, rodados, créditos y cualquier activo no excluido.

Cuando asumió Macri había una alícuota progresiva de hasta 1,25%, que fue bajando a 0,5% en 2017; 0,25 en 2018 y el año pasado con la crisis volvió a aumentar a 0,75%. Ahora rige una alícuota progresiva que empieza en 0,25% en patrimonios de más de 2 millones de pesos, va a 0,5% y llega al 0,75%, en más de 18 millones de pesos.

Está lejos de ser rico el que tiene dos millones de pesos en bienes”, dijo el experto tributarista César Litvin. “El mundo fue dejando de tener este impuesto: Japón, Italia, Austria, Irlanda, Alemania, Suecia, Finlandia, Luxemburgo y Grecia lo abandonaron”, señaló Litvin.

Litvin recordó que “si el ejemplo es Uruguay, allí el mínimo no imponible es de 112.000 dólares y el doble si es una persona casada. Además, en Uruguay no se gravan los activos fuera del país y acá sí. Con lo cual si copiamos la versión uruguaya se pierde toda la recaudación de los activos en el exterior”.

Luego del revuelo que se generó, Fernández retrotrajo su discurso y en un reportaje a radio Metro aclaró que “no debe pagar el impuesto el ciudadano de clase media, que tiene un auto y una casa, sino el de mayor ingreso, o los de grandes fortunas”. Y dijo que el tema “exige un mayor estudio”.

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