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Policiales |Lucas grippo, en primera persona

“Por una falsa denuncia estuve dos meses preso y encerrado 21 horas al día”

La madre de su hija de 7 años lo acusó varias veces. Por una de esas causas, el jueves pasado lo absolvieron. Y por un presunto ataque con una trincheta, estuvo en una alcaidía de máxima seguridad. Todavía usa tobillera

“Por una falsa denuncia estuve dos meses preso y encerrado 21 horas al día”

lucas grippo trabaja en la municipalidad y es docente en la facultad de periodismo de la plata/césar santoro

10 de Noviembre de 2019 | 02:59
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Es la tarde del viernes y las calles del centro se empiezan a teñir de rojo y blanco, con hinchas de Estudiantes que palpitan la previa de la vigilia por la vuelta al estadio de 1 y 57. Lucas Grippo llega caminando al estudio de su abogado -sitio acordado para la entrevista con EL DIA-, pero antes de que terminen las presentaciones de rigor suena un aparatito cuadrado, parecido a un celular viejo. Es el rastreador conectado a la tobillera que lo mantiene localizable todo el tiempo y por el que el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) le avisa que debe alejarse de cualquier lugar en el que esté, si es a menos de 700 metros de donde se encuentre Melina Cruz, la mujer con la que tiene una hija en común y varias denuncias cruzadas. En junio, ella lo acusó de atacarla con una trincheta en la calle y él pasó 60 días preso en una alcaidía de máxima seguridad. El jueves pasado el Juzgado Correccional Nº 2 lo absolvió por algunas denuncias previas de amenazas: después de escuchar los testimonios y acceder al resultado de los peritajes previos, la fiscal de juicio desistió de acusarlo.

Grippo atiende la llamada del rastreador. Del otro lado, alguien del SPB le ordena que se vaya de la zona, porque Cruz se está acercando. La entrevista se termina haciendo en un bar alejado del Centro.

“Así vive todo el tiempo”, resume con bronca el defensor de Lucas, Ricardo Callabá.

desde el comienzo

“Conocí a Melina en el 2011 por redes sociales”, arranca Lucas, “tuvimos una pequeña relación de 5 meses” de la cual nació su hija. Durante el embarazo, aclara, tuvieron “poco contacto, casi nulo. No tuve la posibilidad de acercarme ni a una ecografía”. Recuerda que supo del nacimiento de su hija “a las pocas horas. Y al otro día me dijeron que me pusiera un abogado”.

Según Grippo, en los siete años siguientes tuvo pocas chances de mantener un contacto fluido con la niña. “Cuando era recién nacida la veía en la casa de los padres de ella, estaba todo el tiempo dormida en mis brazos. Cuando llegó la primera denuncia se cortó el vínculo y en 2015 tuve una nueva revinculación. Fueron tres veces, en un gabinete, con una asistente social y Melina. Cuando estaban dadas las condiciones para que saliéramos a la calle apareció una nueva denuncia que me bloqueó el régimen de visitas”, explica.

Aclara Grippo que “siempre asumí el compromiso de ponerle el apellido” a la nena y tratar “de que tuviera un padre presente”, por lo que presume que “la bomba detonó después de que hicimos un ADN. Quizás eso molestó a Melina. No puedo ponerme en su cabeza”.

Desde 2012, la joven de 29 años “viene haciendo denuncias en mi contra de manera indiscriminada, sin fundamentos ni pruebas”. Tanto, aporta su abogado, que “se convirtió en denunciada, ya que la propia Fiscal de Violencia de Género (Mariana Ruffino), la imputó por falsa denuncia, y otra fiscal, Ana Medina, la acusó de adulterar la libreta sanitaria y falsificar la firma del pediatra de su propia hija”.

Pero fue la denuncia del 25 de junio la que hizo pública a esta historia. Ese día “yo estaba trabajando en Los Hornos (hace relevamientos de calle para la Dirección General de Tránsito de la Municipalidad de La Plata)” y Melina denunció que la abordó en 115 entre 42 y 43, cerca del mediodía.

Por eso, “lo primero que hicimos cuando fui a declarar fue presentar el GPS como prueba”, no obstante lo cual en un primer momento el caso se caratuló como “tentativa de femicidio”.

la condena social y el encierro

“Lo peor de todo -meritúa Lucas ahora- fue la condena social; los escraches habían empezado en marzo por redes sociales y algunos portales digitales que pedían que me pusieran una tobillera, pero con lo del 25 de junio todo se viralizó; fue fulminante”. Lucas se refugió en su grupo de amigos, “que estaban al tanto de lo que venía pasando”, su familia y su novia, aunque “salía poco y nada a la calle; iba a mi trabajo, donde también sabían lo que pasaba, hasta que tuve que pedir vacaciones porque no me podía exponer más. El escrache tiene eso, incitar a la violencia o a que te pase cualquier cosa”.

El 17 de agosto Grippo fue detenido por orden del juez Guillermo Atencio, a pedido de la fiscal Cecilia Corfield.

“Estuve 10 días en la DDI y de ahí me mandaron a la Alcaidía 3 de Melchor Romero”, con un régimen de máxima seguridad que lo mantenía 21 horas encerrado en un calabozo con otro interno. “Físicamente no me pasó nada, pero no sabés qué te puede pasar al otro día; que te quiten la libertad de un día para el otro y estar 21 horas encerrado sin haber hecho nada, alejado de las personas que querés, desaparecido de la vida social, no se lo deseo a nadie”.

La carátula primitiva de la causa se modificó a “lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género”, hasta que la sala III de la Cámara de Apelaciones dispuso la libertad de Lucas por falta de mérito. Habían pasado 59 días desde su detención.

“Mi hija es mujer y es otra víctima de este caso, porque la están privando de tener contacto con su padre”

Lucas Grippo

Según figura en la resolución, a la que accedió este medio, los camaristas tuvieron en cuenta la ausencia total de testigos presenciales del presunto ataque y registos fílmicos; el informe del SAME, que descarta los cortes en el cuello de la denunciante (habla de raspones); las planillas de trabajo de Grippo que lo ubican aquel día muy lejos de la escena; y las pericias psicológicas y psiquiátricas de Melina realizadas por peritos oficiales designados por la Asesoría Pericial de la Corte Bonaerense. Este informe describe a Cruz con un “trastorno borderline de la personalidad”; “posee siempre un objetivo, un propósito: la búsqueda de algo; mira al mundo con un direccionalismo tan rígido, con intereses y conceptos tan definidos, que impone sus propias expectativas a los hechos que enfrenta”, entre otras conclusiones.

Ya en libertad, pero todavía con la tobillera, días atrás Lucas fue juzgado por el Tribunal en lo Correccional Nº 2 de La Plata, a cargo del juez Eduardo Eskenazi, por tres imputaciones por amenazas contra Cruz; la fiscal María Claudia Cendoya desistió de acusarlo y el jueves lo absolvieron. El dispositivo sigue con él las 24 horas.

“No es nada cómodo tener una tobillera y estar monitoreado las 24 horas, pero dadas las circunstancias para mí es un resguardo y una tranquilidad. Si bien no soy libre, puedo salir a la calle y gracias al trabajo del Servicio Penitenciario me alertan a dónde no ir”, relata. Consciente de los tiempos que corren y la repercusión que tienen este tipo de denuncias, dice Grippo que en su caso “no hubo violencia hacia una mujer, sino que el ataque fue hacia mí”.

A su lado, Callabá resalta que esta causa “tiene que sentar jurisprudencia, para que no se tome como cien por ciento segura la denuncia de una mujer, si no hay evidencias.” Aclara que si bien Lucas “pidió tener la tobillera por seguridad”, él planea reclamar una “restricción perimetral para ella y que la detengan por todo lo que le hizo pasar a Lucas.”. Por lo pronto, terminado el juicio la denunció por falso testimonio, igual que a su hermana y a una amiga.

lo que viene

“¿Qué quiero para mi? Tranquilidad”, responde Lucas, después de “siete años constantes de denuncias quiero disfrutar de mi vida y salir tranquilo a la calle”. Reconoce que muchos le recomendaron irse de La Plata, pero él ni se lo plantea: “No tengo por qué, acá están mis raíces, mi familia, mi novia y mis amigos (dos de ellos no se le despegan); y me parece injusto irme porque hay una persona que me hace falsas denuncias”, cierra.

 

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la tobillera y el rastreador que usa lucas las 24 horas/césar santoro

En la cabeza de esta chica está todo lo que pasó después. Es una persona capaz de fabular y de inventar una historia asi y varias más. Por eso voy a pedir la detención, por todo lo que le hizo pasar a Lucas” Ricardo Callabá Abogado defensor

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