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Con la magia de la animación digital, tres películas jugaron a ser Dios este año, insuflando nueva juventud en sus viejos intérpretes. En el medio de uno de los avances más increíbles del cine, un argentino, Pablo Helman
Los flashbacks, recurso harto utilizado en el cine, podían presentar un problema: ¿maquillar a un actor para que haga de su contraparte joven, con las evidencias a la vista de todo, o buscar a un actor joven que se parezca al protagonista, con lo que implica cambiar al intérprete en términos interpretativos? El dilema comienza a evaporarse, al menos en Hollywood, donde la tecnología para rejuvenecer a sus actores digitalmente ha avanzado lo suficiente para no tener que aparecer escondida o mal iluminada para ocultar las evidencias de lo artificial.
Y, este año, esa tecnología ha abierto la puerta a narrativas que juegan entre el pasado y el presente: Samuel Jackson, personaje del Universo Cinematográfico de Marvel, pudo protagonizar “Capitana Marvel”, que transcurre veinte años antes de los principales eventos de la saga; Will Smith enfrentó a su contraparte joven en “Proyecto Géminis”; y, claro, mañana llega a Netflix la frutilla del postre, “El irlandés”, donde la utilización de la tecnología tiene mayor peso emocional.
Porque, en definitiva, “Proyecto Géminis” no es otra cosa que una película creada alrededor de varias innovaciones tecnológicas (el rejuvenecimiento, los 120 cuadros por segundo, el rodaje en 3D y 4k) y “Capitana Marvel” quizás podría haber tenido otra contraparte, o haber sido maquillado para el papel.
Pero en “El irlandés”, el rejuvenecimiento digital de sus actores era clave: la cinta arranca en el presente de Frank Sheeran (Robert DeNiro), en los últimos años de su vida, y vuelve treinta años hacia el pasado para mostrar tres décadas de crimen, sindicatos y mafias que entrelazan versiones más jóvenes y más viejas de Al Pacino y Joe Pesci. Tenían que ser convincentes, y también era clave que los efectos especiales no se interpusieran en la actuación, en la comunicación de emociones, ya sea por entrometer torpes aparatos durante el rodaje, o por retocar digitalmente y deformar gestos, volverlos artificiales.
De Niro no quería saber nada con cascos o marcas faciales para generar los efectos
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Ese desafío enfrentó Pablo Helman: porque hay un argentino en todas partes, y también al frente del departamento de efectos visuales de Industrial Light and Magic, estudio encargado de los efectos visuales de la película de Martin Scorsese.
“En nuestro primer encuentro hace cuatro años, De Niro dijo que de ninguna forma iba a actuar con un casco o marcadores faciales”, contó Helman. “Quería estar en el set con las luces, actuando con otros actores, no en ambientes controlados”. Y el tema de la iluminación era, de hecho, una clave, ya que los trastos utilizados habitualmente interfieren con la luz y obligan a un trabajo de digitalización en posproducción que quita texturas, profundidad.
Entonces, el equipo de Helman creó algo diferente, sin cascos ni marcadores: tres cámaras capturaban de forma tridimensional la actuación de la escena, y esas actuaciones sin adulteración se traducían a modelos más jóvenes de sí mismos. El rodaje fue, en ese sentido, normal: “Nadie nos esperaba”, se ríe el argentino.
En paralelo al trabajo del argentino nacido en Buenos Aires en 1959 y nominado al Oscar en dos ocasiones (por los efectos especiales de “Ataque de los clones” y de “La guerra de los mundos”, Weta Digital, el célebre estudio neocelandés encargado de los efectos visuales de “El Señor de los Anillos” (curiosamente, la película que derrotó a Helman y “Ataque de los clones” en la lucha por el Oscar en 2003), trabajaba para rejuvenecer a Will Smith hasta los 23 años, para que se enfrentara a un Will Smith de 50 años (el actual) en “Proyecto Géminis”.
“No estamos rejuveneciendo, más bien estamos creando un nuevo personaje”, dicen desde Weta: el proceso parece el contrario, con mayor confianza y presencia en el proceso digital y menor importancia a la preservación de la gestualidad original.
El estudio comenzó por realizar un modelo del actor generado por ordenador, y, después, inició el proceso de crear la nueva versión, que debía tener en cuenta los posibles cambios de la edad en el actor: “Cuando lo comparamos con el modelo anterior y sin texturas en él, nos costaba distinguirlo”, explicaron. Así que el estudio se vio forzado a explorar las posibilidades de la animación de la piel y los ojos para que el resultado final tuviera sentido, experimentando con todo tipo de retoques.
“Tuvimos que asegurarnos que cada pixel se viera como si estuviera en el lugar correcto, y con esa determinación se puede sentir la misma emoción que Will ponía en la actuación. Pero si no lo haces bien, tienes que volver a empezar hasta conseguirlo. Eso lleva mucho tiempo y muchos animadores de gran talento”, concluyeron desde Weta.
Las dos películas se estrenaron codo a codo, meses después de “Capitana Marvel”, donde trabajó el estudio Lola VFX para rejuvenecer a Samuel Jackson a una versión noventosa de su Nick Fury. Una tecnología que ha evolucionado desde que aplicó su lifting digital a Patrick Stewart en “X-Men: The Last Stand” y a Brad Pitt en “El curioso caso de Benjamin Button”), hace más de una década.
El argentino Pablo Helman tuvo el desafío de transformar sin molestar el rodaje
El método Lola implicaba filmar dobles jóvenes actuando las escenas. Pero teniendo en cuenta que Jackson era dos tercios del filme, era imposible replicar cada una de las escenas. Por suerte, el actor “envejeció bien”, dicen desde la agencia, por lo cual el trabajo se trató de un poco de maquillaje y horas y horas de retoques digitales para rejuvenecer esa piel.
“Una experiencia extraordinaria”, dijo Scorsese de esta experiencia de esculpir rostros. El público, sin embargo, permanece dividido: el cerebro sabe que esos actores tienen cierto aspecto, y a veces resulta difícil engañarlo. Pero la tecnología avanza en este engaño. Y abre nuevas posibilidades: la creación de humanos a través de dobles ya permitió traer a la vida de vuelta a Carrie Fisher en “Rogue One”. Y ahora, la tecnología podría revivir a James Dean para protagonizar una película. ¿Hasta dónde llegaremos?
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