Pedro Montaña

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El ambiente médico, y en particular el dedicado al diagnóstico por imágenes lamentó el fallecimiento de Pedro Alberto Montaña, especialista que se desempeñó tanto en el sector público como en el privado y que desarrolló una destacada trayectoria.

Nacido en La Plata, fue el hijo menor de Pedro Montaña y María Elena Bruzzone; creció junto a su hermana María Elena.

La educación primaria, secundaria y de grado la cumplió en el ámbito de la Universidad Nacional de La Plata, pues estudió en la Escuela Anexa, el Colegio Nacional y la facultad de Ciencias Médicas, respectivamente. Se recibió de médico en 1975 y en la Universidad de Buenos Aires se especializó en el diagnóstico por imágenes.

Toda su carrera estuvo atravesada por el desarrollo incesante de la tecnología. Se volcó primero a la radiología y después, a medida que se presentaban esos avances, trabajó con la tomografía y la resonancia magnética. Estudioso, se actualizaba permanentemente, y supo siempre estar a la altura de las novedades que aparecían en la especialidad.

Fue un profesional de la salud incansable. A la mañana atendía en el Hospital Rossi, y a la tarde en el Instituto del Diagnóstico. Junto a otros médicos fundó Cimed y durante largos años concurría a ese centro tres veces por semana.

Asimismo, durante una época también trabajó en Los Hornos, donde compartió consultorio con un colega.

Circunspecto y de pocas palabras, disfrutaba de sus momentos diarios con la lectura; no sólo investigaba con pasión todo lo referente a su profesión, sino también se interesaba en otros temas, como la literatura y los títulos sobre política y actualidad.

En sus años jóvenes jugó al rugby en Los Tilos y le quedó de aquellos tiempos una fuerte ligazón con ese deporte, por lo que, ya adulto, le gustaba presenciar los partidos que se disputaban en la Ciudad.

También le gustaba mucho seguir las carreras de automovilismo.

Casado con Susana Cangiani fue padre de cuatro hijos: Pedro, Federico, Patricio y Lucrecia. Tuvo cuatro nietos: Pilar, Jazmín, Tomás y Josefina.

No obstante su carácter reservado, llevaba una vida social intensa. Junto a su mujer solía encontrarse con otros matrimonios los fines de semana en salidas que podían ser ir a cenar afuera, reunirse en una casa o asistir al teatro en Buenos Aires.

Fue un entusiasta viajero.

 

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