Inexplicables pérdidas y derroches en el servicio de agua

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El reclamo vecinal por una pérdida continuada de agua en la cuadra de 37 entre 20 y 21, publicado ayer en este diario, se sumó como uno más a una verdadera epidemia de desbordes que afectan a veredas y calles de la Ciudad, en una situación que, especialmente en los días de elevadas temperaturas se ve reflejada, como contraste paradójico, en las penurias que padecen miles de habitantes por falta de agua en sus domicilios.

Puede hablarse de una sucesión de reclamos recientes y ya pretéritos, muchos de ellos sin ser resueltos por la empresa Absa, como el que se presentó en la vereda de 46 a metros de la diagonal 73 consistente en una filtración que ha originado la presencia de una suerte de río junto al cordón. Mojaduras a los peatones y dificultades para ingresar a los garajes constituyen el panorama cotidiano de los pobladores de esa zona.

Son ciertamente incontables y variados los inconvenientes que causan estás pérdidas. En primer lugar, suelen resentir el caudal del sistema en los alrededores de la “pinchadura”, pues la red pierde presión y esa falla hace que no llegue suficiente cantidad de agua a los tanques de las viviendas. Y además, la mojadura permanente en sectores que se transitan a pie, rompe el embaldosado y ponen en riesgo a quienes circulan por ahí.

Por cierto que, también, los reclamos apuntan al problema que plantean las filtraciones en las calles. Allí el constante paso de vehículos sobre pavimentos debilitados termina por romperlos, de modo que los baches comienzan a proliferar, se hacen virtualmente cargo de las calzadas y terminan por dificultar el tránsito de vehículos.

Además, como se ha dicho, las protestas por las frecuentes pérdidas del líquido, se ven agravadas porque las reparaciones que corresponderían no se realizan de inmediato. Por lo general demoran mucho tiempo, con el consiguiente desaprovechamiento de un elemento cada vez más preciado para el normal desenvolvimiento de las actividades ciudadanas.

Cabría consignar que, frente a estas situaciones, desde Absa suele argumentarse que la empresa reparó miles de reclamos similares, incluyendo en esa lista averías en las redes de agua y en las cloacales, así como a reparaciones realizadas en las veredas. En uno de sus anteriores informes aludió a 24 mil intervenciones de esa naturaleza, un número que, entonces, eximiría de mayores comentarios acerca del estado que presentan las redes de agua y de servicios de desagües en la Ciudad.

Se ha señalado, también, que la desinversión sufrida a lo largo de muchas décadas, en especial durante la época en que el manejo del servicio dependía de organismos públicos provinciales, es causante de muchas de las fallas estructurales que exhiben las redes del servicio de agua corriente. Ello, sin embargo, no exime a la concesionaria de la obligación de garantizar una prestación sin deficiencias.

Está claro también que se habla de un suministro esencial, del cual depende la calidad de vida de la población que lo recibe. De allí que no sólo resulte negativo cualquier tipo de derroche evitable en ese tipo de suministro, sino que aparece como imperioso que la empresa prestataria cumpla con la obligación de brindar un servicio confiable y continuado. En este sentido, los entes de contralor y las autoridades provinciales también deben ejercer los controles necesarios para que ello ocurra.

 

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