La música de la oscuridad

En su último libro, el poeta y dramaturgo desgarra el silencio para cantarle a la crueldad, madre de toda pobreza

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Por GABRIEL RODRÍGUEZ MOLINA

En su último libro -”Cantos oscuros, días crueles” (Ediciones La Cebra, 2019)- el poeta dramaturgo y periodista Vicente Zito Lema (que en la década del 70 fundó la revista Talismán y colaboró con Galeano, Cortázar, Walsh y Haroldo Conti) hace un guiño directo a la apocalíptica obra que renovó la poesía francesa del siglo XIX.

Cielo lejano, crudo, litúrgico, bíblico, el que plasma Zito Lema. Un cielo lleno de sangre y de pobreza. Un cielo regado de impresiones profanas que deja aparecer, entre la lírica del canto y la exclamación del poeta, lo siniestro, como si fuera algo que viene de otro tiempo y se impregnara en la intuición. Un cielo, el de Zito Lema, repleto de fantasmas que circundan el misterio y la tristeza.

El libro empieza con una frase sencilla y oscura: “Aquí en estos días, que de vivir, morimos” y luego da paso al primer fragmento –La ciudad del malolvido- donde se intuyen las primeras impresiones: Zito Lema escribe de pie. Escribe clamando por la redención del oprimido. Y allí aparece, en ese extraño paisaje sacro-profano que se hilvana, el cielo y los trazos de sencillez que se desprenden de él.

La poesía de Zito Lema evoca el diálogo entre la belleza y la muerte, nace de esa tensión entre la que camina el ser. Y de allí exuda la extrañeza de lo cotidiano o lo absurdo que se sale de la exclamación para desanudar la acumulación de lo oscuro. En este libro se resume las preocupaciones que han movilizado a Zito Lema durante toda su vida: la relación de la poesía con el mal, el dolor social y la locura. Es un Zito Lema reflexivo. Como si escribiera con la energía que ha quedado en el aire tras el extenso diluvio. Como si de esa calma aún se pudiera extraer algo del perfume del mal. Dice el dramaturgo: “Un cuerpo sin alma es más triste que un alma sin cuerpo”, “Siento venir el oro del alba/preparo mi corazón en el lecho del río”, “Yo no purgo. Yo no me sirvo de los cielos. Yo no necesito musas para mis cantos. Yo no tengo entrañas”.

Ya en las últimas páginas cristaliza las vibraciones que han dejado las rapsodias de la pobreza, dice el poeta, para despedirse, como si esa frase sintetizara la intención de los cantos, como si la tormenta pudiera condensarse en una sola gota que cae, como una lágrima, de sus ojos “Perdón para mí, que sin piedad puse música en lo atroz” terminando entonces con un recorrido poético que ha abierto sus puertas a las parábolas bíblicas, al pensamiento cruel de Artaud, al fuego de Lautréamont, a la poderosa música de Wagner, a las ideas sutiles de Platón, a la locura mística de Fijman, al coraje insumiso de Walsh.

Nos acerca entonces Vicente Zito Lema con sus cantos oscuros a un cielo donde se haya el hueso más puro de toda su poesía: el amor.

 

Cantos Oscuros, días crueles
VICENTE ZITO LEMA
Editorial: Ediciones La Cebra
Páginas: 200
Precio: $ 500

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