Tango Esencia: las raíces de un baile “simple, que viene del abrazo”, en escena

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Tango Esencia es el nombre del festival que busca rescatar y mantener las raíces de la danza del tango y que, pergeñado por el prestigioso bailarín y coreógrafo Francisco Forquera, hoy radicado en China, esta noche realizará una de sus dos galas principales, con un show en el Palacio San Miguel con seis parejas de baile, orquesta y la voz de Guillermo Fernández.

Y entre las seis parejas se encuentra la formada por Álvaro Salas y la platense Julieta Cappiello, radicados hace años en Japón y que regresan al país para una nueva edición del festival, la tercera, buscando “revivir el verdadero show de tango”, según explica la bailarina.

“El festival trata de volver a la esencia del tango, que es lo que menos que ve: hay un montón de eventos, pero pocos apuntan al tango tradicional”, comienza Salas, y Cappiello agrega que el tango “tiene que ser caminado, no el revoleo, el circo”.

“Hay que entender que el tango es un baile popular, social, creado por el pueblo, no por bailarines profesionales”, sigue Salas, y aunque acepta que esta versión del tango está a contracorriente de la que se vende al mundo, es “el auténtico”.

Es que, afirman, el tango es “algo más simple: es un baile que viene del abrazo, un baile en base al caminar y al bailar, son dos personas que se abrazan y bailan al piso. Cualquier persona lo puede bailar: se entiende que tiene que haber una diferencia entre los profesionales y el resto, pero no por ser profesional hay que caer en la acrobacia”.

La acrobacia hace “perder la intimidad, totalmente: ¿cómo te podés concentrar en el abrazo si te tengo con la cabeza allá arriba?”, se ríe Salas, radicado, como la mayoría de las parejas participantes, en el exterior, y reunidas por Forquera para esta edición: Roberto Reiss y Natalia Lavandeira están en Italia, Guillermina Quiroga y Mariano Logiudice en Estados Unidos, y el propio Forquera en China.

Salas y Cappiello, en tanto, vienen de Japón: él viajó allí por primera vez a los 18, y tras varias giras le ofrecieron quedarse, formar una academia y hacer shows. Hace cinco años, regresó a Buenos Aires buscando una pareja: egresada de Danzas Clásicas, Cappiello estudiaba entonces Odontología pero “iba solo para cumplir, era estar ahí y ver la hora para tomar el micro a capital” para ir a trabajar a las casas de tango. Ella se presentó a la audición y, con 21 años, se fue a vivir a Japón.

Un país que “tiene todo, menos la gente, el tacto”, acuerdan ambos. Y justamente es ese aspecto del tango el que, afirman, llama la atención en un país donde el baile es furor.

El Festival, que comenzó el jueves, seguirá hasta el lunes. Hoy y mañana habrá clases abiertas (hoy en el Palacio San Miguel, desde las 14; mañana en Club Gricel) y el lunes será el gran cierre en el Teatro Metropolitan, con los bailarines-maestros moviéndose, como esta noche, al ritmo de la Orquesta Tango Ensamble dirigida por Cristian Zárate y con la voz de Guillermo Fernández.

 

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