Stanley Donen: el cineasta que reinventó el musical de Hollywood

Un repaso por la carrera y el legado del realizador de “Cantando bajo la lluvia” y responsable de impulsar a Gene Kelly a la fama

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Obras inmortales del cine como “Cantando bajo la lluvia”, “Siete novias para siete hermanos” o “Charada” tienen como denominador común a Stanley Donen, el hombre que dejó el mundo el sábado, a los 94 años, tras reinventar los musicales de Hollywood, y cuyo amor por el cine se gestó en sus horas de soledad, huyendo de los abusos por ser judío.

El último de los grandes directores que quedaba vivo del Hollywood dorado, Donen será siempre recordado por sus películas con Gene Kelly, con quien formó una de las parejas artísticas más destacadas del séptimo arte gracias a obras como “Un día en Nueva York”, “Cantando bajo la lluvia” y “Siempre hace buen tiempo”. Pero esa relación surgió muchos años atrás, cuando Donen, con 16 años, se empleaba como bailarín en producciones de Broadway a comienzos de la década de 1940.

Como miembro de una de las escasas familias judías de Columbia (Carolina del Sur), su infancia había sido solitaria, infeliz y repleta de insultos y abusos por parte de sus compañeros de clase. Eso le llevó a refugiarse a menudo en los cines de la ciudad, con películas que le hacían evadirse de la realidad y donde se enamoró del musical “Flying Down to Rio”, de Fred Astaire y Ginger Rogers.

Con el objetivo de recrear esa magia y escapismo, trabajó por primera vez con Kelly, bajo las órdenes de George Abbott, en “Pal Joey”, una obra que se convirtió rápidamente en toda una atracción para el público neoyorquino. La relación entre Donen y Kelly se estrechó y éste le pidió que se convirtiera en su asistente para las coreografías.

Junto Gene Kelly formó una de las parejas artísticas más destacadas del séptimo arte

 

Así llegaron de la mano a Hollywood, que les abrió las puertas con Rita Hayworth y “Cover Girl” (1944), la película que convirtió a Kelly en estrella.

La química entre ambos era tal que, finalmente, Arthur Freed, uno de los grandes productores de los musicales de Metro Goldwyn Mayer, confió en ellos para rodar “Un día en Nueva York”, el debut tras las cámaras de ambos y el primer musical con escenas rodadas en las calles de una gran ciudad.

Tras el éxito de su ópera prima, MGM le hizo un contrato de siete años y rodó “Royal Wedding” (con su ídolo de la infancia, Fred Astaire, a quien puso a bailar por las paredes y los techos) y “Love is Better Than Ever” (con una jovencísima Elizabeth Taylor) antes de crear junto a Kelly “Cantando bajo la lluvia”.

La cinta se considera el musical más célebre de todos los tiempos, con secuencias inolvidables como la de un Kelly empapado pero radiante de alegría mientras canta, baila y chapotea en el agua acompañado de su paraguas negro.

Tras varios éxitos en el género, pero con el musical en declive, Donen firmó títulos como “Charada” y “Two for the Road”, los tres últimos con su idolatrada Audrey Hepburn. Luego siguió una carrera de cineasta independiente.

Aunque la Academia de Hollywood nunca lo nominó en la categoría de mejor director, sí decidió entregarle el Oscar honorífico en 1998 de manos de Martin Scorsese. Donen, con su humor habitual, decidió dar las gracias cantando el clásico “Cheek to Cheek”, de Fred Astaire, y deleitando al público con pequeños pasos de baile rememorando sus fastuosas obras del pasado. Era parte de la radiante forma de ser de un director para quien “dirigir es como el sexo: cuando es bueno, es muy bueno; pero cuando es malo, aún es bueno”.

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