La estación y el barrio de Tolosa, con necesidad de mejoras
Edición Impresa | 12 de Marzo de 2019 | 03:20

La antigua estación ferroviaria de Tolosa, el pretérito puente de hierro que desde hace más de ocho décadas cruza las vías a pocos metros de 1 y 528, así como todo el barrio, de características tradicionales y ligadas a la fundación de la Ciudad, integran uno de los conjuntos con mayor significación histórica y de allí que deban atenderse las justificadas protestas de los vecinos por el estado de abandono en que se encuentra esa zona.
En este sentido, no pudieron ser más elocuentes los testimonios vecinales, reflejados en una nota publicada ayer en este diario. Suciedad en veredas y calles, falta de alumbrado público, pastizales y un pronunciado estado de deterioro de la playa de estacionamiento cercana a 1 y 528 formaron parte de las protestas.
Se habló así no sólo de los alrededores de la emblemática estación ferroviaria, sino del propio ingreso a ella, con arbustos crecidos y sin recortar, falta de faroles y otras deficiencias que son ostensibles para todos, según dijeron, menos para la delegación municipal tolosana y las autoridades ferroviarias.
Cabe señalar que la electrificación del Roca se tradujo en la afluencia de más pasajeros al servicio, de modo que lo que antes no se percibía tanto ahora lo padecen muchas personas que acuden a la estación Tolosa y se topan, así, con situaciones desagradables y hasta riesgosas cuando escasea la luz diurna.
Como se sabe, la localidad de Tolosa se forjó por empleados ferroviarios y sus familias, muchos de ellos franceses, que habitaron en el mítico barrio Las Mil Casas. Su emplazamiento, cercano al casco histórico platense, no le impidió conservar características propias y un pintoresquismo, que deberían ser mejor preservados y aprovechados.
Hace años, gracias al empeño vecinal y a las acciones que impulsaron ante distintos organismos relacionados a la administración del ferrocarril, la estación de Tolosa fue restaurada en buena medida y se pudo recobrar el puente metálico sobre las vías, sobre el que se realizaron intensivos trabajos de restauración y pintura. Asimismo, el petitorio de los vecinos derivó en que se iniciara un programa de refacción integral de las dependencias de la estación –afectada el 21 de abril de 2003 por un incendio que redujo a cenizas la boletería y parte de la sala de espera-, motivo por el cual adquieren ahora mayor consistencia los reclamos por el deterioro que vuelve a ganar al lugar.
Está claro que, además de la importancia práctica que reviste, la estación de Tolosa se está hablando de un sitio histórico que despierta un sentimiento especial en la localidad. De allí que en los últimos años se hayan reiterado quejas vecinales, a las que las autoridades municipales y ferroviarias, en la parte que les toca, debieran responder en forma positiva.
Es de esperar, entonces, que no se dilaten las tareas que lleven a una plena recuperación del barrio y de la estación de Tolosa, ya que no sólo se está hablando de uno de los patrimonios arquitectónicos e históricos más preciados de la Ciudad, sino de una demanda íntimamente relacionada a la mejor calidad de vida de sus actuales habitantes.
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