Una toxina “suicida” de la tuberculosis abre la pista de nuevos tratamientos

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La bacteria de la tuberculosis produce una toxina que es mortal para ella misma si no se neutraliza con una proteína antídoto, lo que abre las puertas a tratamientos inéditos contra una enfermedad que sigue siendo de las más mortíferas en el mundo, según un estudio que publica Molecular Cell. El objetivo ahora es aprovechar ese mecanismo de “suicidio” con fines terapéuticos, se explicó en un comunicado.

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