Salarios atascados, vivienda cara y más inmigración, los desafíos del nuevo Gobierno
Edición Impresa | 29 de Abril de 2019 | 02:37

Ana Alemán
Madrid, EFE
España se encuentra en un momento convulso, sin haberse recuperado del todo de la crisis económica, y el nuevo Gobierno deberá hacer frente también a nuevos retos como la baja natalidad o el precio de la vivienda.
SALARIOS, EMPLEO, VIVIENDA
Entre 2010 y 2017, el salario medio quedó estancado en torno a los 1.800 euros mensuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pese a que el país superó la recesión económica que provocó su descenso en los años previos.
Además, en un país que fue referente de las movilizaciones feministas del 8 de marzo, la brecha salarial entre hombres y mujeres asciende al 22,3%: las mujeres cobran un promedio de casi 5.800 euros menos al año que los hombres por el mismo trabajo.
A pesar de la recuperación económica, el desempleo sigue elevado, en 14,45%, y casi un 90% de los nuevos empleos que se generan son temporales. De hecho, el porcentaje de contratos de menos de una semana se duplicó entre 2007 y 2018.
Por su parte, el costo de la vivienda sube mucho más que los salarios. El precio de compra registró en 2018 el mayor crecimiento desde 2007, con un aumento del 6,7 %, y un aumento por quinto año consecutivo, según el INE. Y el precio de los alquileres subió entre 9,3 y 10% el año pasado, según varios estudios privados. El resultado es que España es el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que más porcentaje de sus ingresos destina al pago de la vivienda: el 37% de las familias asigna más del 40 % de sus ingresos.
INVIERNO DEMOGRÁFICO
Una de las principales consecuencias de esta inestabilidad financiera es la caída de los nacimientos: en 2018, España registró la tasa de natalidad más baja desde 1941, situándose como el antepenúltimo país de la Unión Europea.
Según el INE, un 42 % de las mujeres de entre 18 y 55 años retrasó la maternidad más de lo deseado por cuestiones laborales y un 88% de las menores de 30 no ha tenido ningún hijo.
Mientras baja la natalidad, aumenta la esperanza de vida de los españoles, que podría ser la mayor a nivel mundial en 2040. Según las proyecciones de población del INE, en 2033 uno de cada cuatro españoles tendrá 65 o más años. Y en 2068, casi uno de cada tres.
Algunas posibles causas del aumento de la longevidad son la dieta mediterránea, que ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, o el sistema de salud pública, considerado el séptimo más eficaz del mundo por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
PENSIONES E INMIGRACIÓN
Ante esta pirámide demográfica invertida, mantener el actual sistema de jubilaciones y pensiones implica un reto cada vez mayor: aumentar el número de trabajadores que aportan a la Seguridad Social, y ante la falta de nacimientos la única vía que se abre es la de la inmigración. Actualmente los inmigrantes conforman 13% de la población activa, pero no es suficiente: el FMI estima que sería necesaria la llegada de 5,5 millones hasta 2050 para sostener el sistema previsional público, además de subir los aportes y aumentar la vida laboral.
Sin embargo, España no tiene un sistema organizado de inmigración, por lo que muchos llegan al país en condiciones infrahumanas, indocumentados y por tanto, sin poder trabajar legalmente.
Y, mientras unos llegan, otros se ven obligados a irse: un millón de españoles emigró desde el comienzo de la crisis, situando la cifra total en más de dos millones. Los jóvenes altamente calificados son las mayores víctimas de esta “fuga de cerebros”, dada la precariedad a la que se suelen enfrentar: la educación universitaria es de alta calidad, pero el desempleo juvenil asciende al 24,4%.
Muchos sólo encuentran trabajo a tiempo parcial, con un salario inferior, y más de la mitad trabajan en puestos para los que están sobrecalificados. El resultado es que casi dos millones de jóvenes españoles viven en situación de pobreza, según un informe de 2017 del Consejo de la Juventud de España.
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