Importancia de los controles preventivos de salud, y de la libreta

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La instalación en dos esquinas céntricas de nuestra ciudad, por parte del ministerio de Salud bonaerense, de puestos para controlar la presión arterial –sumándose así a iniciativas similares que se tomaron al celebrarse el viernes pasado el Día Mundial de la Hipertensión- se compadeció con la necesidad de acentuar en el país de una cultura sanitaria de índole preventiva. Aunque, por cierto, para lograr ello estas experiencias debieran expandirse, tanto en el tiempo como en el espacio.

Tal como se informó, equipos de profesionales médicos especializados en el tema controlaron la presión arterial de los transeúntes que se ofrecían voluntariamente para realizar ese chequeo.

Se conoce que quienes no se controlan la presión arterial en forma regular corren el riesgo de que la primera señal de hipertensión que experimenta forme parte de un cuadro grave, como un infarto o un accidente cardiovascular. Es que esa esta afección crónica, que afecta a 3 de cada 10 adultos argentinos, no produce síntomas específicos que permitan advertir que nuestra presión es mayor que la normal.

En numerosas oportunidades se ha enfatizado desde esta columna acerca de la importancia de la medicina preventiva y de que, en esa inteligencia, la población deba contar con la libreta sanitaria obligatoria, un documento que todos los habitantes debieran poseer y que registraría los controles médicos realizados por una persona desde su nacimiento hasta su más avanzada edad.

Resultaría por cierto muy valioso que las autoridades sanitarias establecieran sistemas de controles periódicos de salud para la población de toda edad, que debieran ser obligatorios. Como se sabe, cada vez cobra mayor valor la realización de chequeos médicos preventivos, especialmente como método de detección temprana de muchas enfermedades.

Y con ese objetivo, no puede menos que alentarse la posibilidad de que la población disponga de referencias actualizadas sobre su estado de salud, incluyéndose en esas constancias los antecedentes personales y familiares, hábitos, medicación actual, vacunación recibida, consumo de alcohol, tomas de tensión arterial, peso, altura, índice de masa corporal, auscultaciones cardíacas, palpación de mamas en mujeres mayores de 40 años de edad, entre otros exámenes que deberían realizarse para disponer de historias clínicas lo más completas posible.

Lo cierto es que, hasta ahora, el Estado se ha mostrado incapaz, no sólo de diagramar una estructura sanitaria de tipo preventivo, sino para instalar en la población una cultura de respeto a su propia salud, incorporando a sus hábitos la realización de exámenes médicos al menos una vez al año.

En ese contexto crítico, vale entonces ponderar esta iniciativa del área de Salud provincial, a partir de la cual debería tejerse y consolidarse una trama preventiva sumamente eficaz para elevar los niveles sanitarios de la población.

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