Es clave capacitar al personal para visibilizar la problemática

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Por MARGARITA MURGIERI (*)

“El abuso y el maltrato a los adultos mayores pueden detectarse en el ámbito familiar y en la comunidad, pero también en las instituciones. Y quienes tienen mayor riesgo de ser víctimas de ellos son en general las mujeres, dependientes, con problemas funcionales, mala salud y limitaciones sensoriales.

Son indicadores de conducta abusiva en el cuidador el hecho de estar fatigado y/o estresado, actuar de manera agresiva verbalmente (amenazas, insultos), `acusar` al anciano por su incontinencia o su confusión y tratarlo como a un niño (infantilización) o como un objeto (despersonalización). En estos casos, cuando se trata el tema, el abusador suele responder evasivamente y con excusas, y evitar que se entreviste al anciano a solas.

Algunos factores relacionados con el empleo de cuidador pueden facilitar el abuso y el maltrato en las instituciones como es el caso de la mala selección del personal, no tener capacitación, efectuar ese trabajo porque es el que se consiguió sin tener vocación de servicio ni empatía, la falta de supervisión, las malas condiciones de trabajo, la carencia de materiales y el estar inmerso en una institución que no valoriza al anciano.

En cualquier caso, es fundamental la capacitación del personal para visibilizar la problemática efectuando talleres de reflexión sobre buen trato. Escuchar, preguntarle al anciano cómo quiere ser llamado, atender a sus necesidades físicas o emocionales, identificar sus preferencias o deseos y respetar la autonomía para decidir son algunos de los aspectos a considerar.

Desde la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría nos encontramos trabajando junto al Grupo Desatar Argentina para promover estas buenas prácticas y eliminar las sujeciones en las instituciones”.

 

(*) Médica Geriatra
Presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría

 

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