Villa Elvira: ladrones con barretas o armas tienen en jaque a comerciantes
Edición Impresa | 28 de Junio de 2019 | 03:16

Con pocas cuadras de distancia y bajo modalidades distintos, dos negocios fueron blancos de delitos en Villa Elvira, una de las zonas más castigadas por esta problemática desde hace años.
Uno de los locales fue la carnicería que funciona en 120 y 77, donde un sujeto ingresó a robar ayer a la madrugada, entre los chorizos que colgaban de sus respectivos ganchos. La secuencia, que no duró más que un minuto, fue registrada por la cámara de seguridad del comercio Nueva Alianza.
Según datos proporcionados por los damnificados, el hecho ocurrió exactamente a las 4.12, cuando el sujeto ingresó por debajo de la cortina de seguridad, al parecer, luego de forzarla. Quería la caja registradora, pero no pudo robar más que un monedero con apenas algunos billetes.
Estaba vestido de blanco, aparentando ser un empleado de carnicería o frigorífico. “Pensamos que podía ser alguien del rubro o que conociera la carnicería, pero lo descartamos ya que sabe que no se deja dinero, a lo sumo un cambio muy chico, como en este caso”, argumentaron las víctimas.
Desde el comercio manifestaron su preocupación por lo ocurrido y dieron a conocer las imágenes captadas por las cámaras de seguridad para dar cuenta del hecho y de la inseguridad a la que están expuestos en la zona.
A pocas cuadras, en 117 y 72, los encargados de un almacén vivieron una situación mucho más traumática alrededor de las 13.40 del miércoles. Según Cecilia (46), dueña del local junto con su madre un ladrón ingresó cuando detrás del mostrador estaba su hermano, ya que ella había ido al baño. “Era un pibe de unos 17 años que se tapaba la cara con una polera. Y enseguida se metieron otros dos chicos, uno de 14 años y el otro debe tener 16”, calculó.
Uno de ellos intimidó al hermano de Cecilia con un revólver, mientras sus cómplices pasaron del otro lado del mostrador decididos a robar todo lo que pudieran. Sustrajeron unos 10.000 pesos, cervezas, chocolates, desodorantes y hasta el celular del hermano.
La secuencia duró un puñado de minutos, suficientes para colmar de miedo a las víctimas, sobre todo cuando uno de los asaltantes le prometió al muchacho: “Si nos seguís, te pegamos un tiro”.
Cecilia confesó que en un momento dado estuvo a punto de salir del baño para aparecer en escena, pero reveló por qué desistió de la idea. “Pensé que si me veían, quizá le disparaban a mi hermano. O podrían haber hecho lo mismo conmigo”, reflejó.
Por eso optó por permanecer donde estaba, apagar la luz y agacharse para que no la vieran. “En 30 años que lleva este negocio, ya sufrimos 50 robos”, al tiempo que conjeturó que los que robaron esta vez “deben ser del barrio El Palihue”.
Anecdotario negro
En esa extensa cantidad de robos padecidos por los dueños del almacén hubo algunos que quedaron grabados a fuego en la memoria de esta familia. “Hace un año, a mi mamá, que tiene 74, uno de los delincuentes la obligó a levantarse la remera porque sospechaba que ocultaba dinero en el corpiño”.
También mencionó un susto grande sufrido cuando, hace alrededor de 10 años, “un ladrón entró con un bolso, donde creíamos que guardaba envases de cerveza. Pero sacó de ahí una ametralladora y cuando un nene que estaba con una clienta se largó a llorar, para calmarlo le dio un alfajor que teníamos en un estante”.
Aclaró que “ya ni siquiera hacemos la denuncia, porque perdemos tiempo y después no recuperamos nada”.
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