Se profundizan los problemas que plantea el servicio de micros

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Una vez más un informe publicado en este diario reflejó el problema de las demoras injustificadas que miles de platenses deben enfrentar en las paradas de colectivos, a partir de los incumplimientos en que incurren las empresas de servicios de ómnibus. Los habitantes de nuestra región que dependen de los medios de transporte de pasajeros para acudir a sus trabajos, a escuelas y demás institutos educativos, a hospitales u otros tipos de destino, se encuentran obligados a soportar las crecientes demoras y dificultades que les plantean los micros locales, cuyas frecuencias de paso son cada vez más espaciadas.

En esta oportunidad, los testimonios vecinales contaron con el respaldo de las conclusiones ofrecidas desde el Observatorio de Movilidad del Gran La Plata (Iipac/Conicet/UNLP), con elocuentes referencias acerca de la profundización del problema en barrios de la periferia, en los horarios nocturnos y en los feriados.

Los investigadores señalaron que la calidad del viaje en colectivo en la Región en la actualidad “tiende a ser mala” y que la Ciudad cuenta con menos unidades circulando hoy que hace treinta años, aunque la población creció y los barrios se extendieron. En el caso de los micros interurbanos o de media distancia, para corroborar esa conclusión, cabe consignar que hace seis décadas, con una cantidad de habitantes en el país y en nuestra zona mucho menor, entre La Plata y Buenos Aires circulaban cuatro líneas de colectivos, dos de ellas después desaparecidas.

El trabajo reflejó asimismo que otra causa que influye en el mal servicio de colectivos se relaciona con la forma desordenada en que se expandió la Ciudad en los últimos años, el crecimiento del parque de automóviles, el efecto de las congestiones de tránsito y el déficit de los controles, entre los factores que inciden.

La nota publicada reflejó testimonios elocuentes, como el de una platense que vive en San Carlos y que enfrenta en forma cotidiana la verdadera pesadilla cotidiana de viajar hasta el centro de la Ciudad, para lo cual debe aguardar hasta una hora y media el paso de alguna unidad. Residentes de Gorina dijeron, asimismo, tener que esperar unos veinte minutos para que llegue el ómnibus, pero el problema es que suelen pasar llenos y no se detienen. Cuando logran acceder finalmente a algún colectivo, viajan de pie y con mucha incomodidad. Además, las esperas se extienden hasta una hora los fines de semana.

Cabe señalar que desde las áreas de Transporte comunal y provincial suele asegurarse que los servicios son acordados con las empresas que los prestan y que se realizan controles periódicos sobre su funcionamiento. En realidad, dado lo que se observa a lo largo de los doce meses, en experiencias que se suman desde hace muchos años, daría la impresión de que los organismos públicos ponen su acento en señalar que están en vigencia acuerdos marco y reglamentaciones para regular la prestación de los servicios, pero no en demostrar que se cumplen efectivamente y que se realizan los controles continuos para verificar que las empresas se ajusten a esas reglas en debida forma.

Como se ha dicho, se cuenta ahora con una entidad conformada por profesionales e investigadores universitarios en el tema. Existen allí consistentes criterios de estudio y conocimientos que debieran ser aprovechados por las autoridades municipales, para profundizar y buscarle soluciones a un problema que se presenta desde hace largo tiempo, con mayor complejidad cada año y con más trastornos para una población que no debiera padecerlos.

 

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