Regreso vintage

Reinventada, la barra de tragos revive en el hogar.

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¿Cómo sería prepararles un aperitivo a los amigos cuando los invitamos a cenar? ¿No sería una introducción perfecta a la conversación y un modo genial de abrir el apetito a un buen menú? Y no sólo eso. Tener un bar en casa también podría ser un gran generador de relax cuando llegamos del trabajo: qué mejor que entrar, dejar todo en el sofá, y prepararse un trago para cerrar la jornada después de un día agitado.

Para estas ocasiones, la barra revive como mueble de culto.

La analista de tendencias Gabriela Kaiser ve en este auge una especie de renacimiento de las épocas de abundancia. “Los hogares actualmente destilan cierta exuberancia. Los colores oscuros, por ejemplo, remiten a los años 50 y 60, y en aquel entonces la barra no podía faltar”, apunta la experta, que asegura que tener una barra con buenas bebidas en algún sitio de la casa transmite “mundo” y estilo.

“Sigue teniendo cierto glamour, sobre todo si está bien armada, con copas de cristal, decantadores, etc.”, agrega.

Pero el bar no sólo suma para “lucirse” con los demás. También es un gran momento de relax en el hogar, sea solo o en buena compañía.

En realidad uno siempre puede llegar a casa y prepararse una buena copa, pero “teniendo una barra bien provista, uno puede darle el espacio que se merece a ese momento, celebrarlo”, apunta Ursula Geismann, especialista en muebles.

De todos modos, está claro que también es una pregunta generacional, por un lado, y económica, por el otro. El que compra una barra está adquiriendo un mueble de lujo. “Eso puede darse bien en una sociedad que lo tiene todo”, comenta Geismann.

En algunos países de estándares muy elevados, el mobiliario que se vende actualmente es tan variado que incluso se hace difícil encontrar muebles comunes y corrientes. En Alemania, por ejemplo, “ya prácticamente no existe el conjunto de alacenas con puertas para guardar vasos, copas y botellas”, comenta Geismann. Por lo general se venden muebles individuales que, en todo caso, se pueden incorporar como “sideboard”.

Otro mueble que está viviendo una gran demanda es el bar en carrito, “que resulta muy práctico porque se puede ir cambiando de ubicación, depende de dónde se lo necesite”, apunta Kaiser. Hasta podemos colocarlo en el jardín. Un detalle muy útil: en algunos modelos la superficie superior puede desprenderse y utilizarse como bandeja, para llevar los tragos directamente a la mesa.

¿Qué conviene más? ¿Tener una barra fija o un carrito? Eso depende de las pretensiones que uno tenga en cuanto al contenido de la barra.

“Para preparar gin tonic, el carrito está bien, pero si uno precisa unas siete u ocho botellas, será mejor no tener que trasladarlas de aquí para allá”, advierte Geismann. “Quienes quieren disponer de una mayor variedad preferirán tener un mueble bien instalado”.

“Teniendo una barra bien provista, uno puede darle el espacio que se merece a ese momento, celebrarlo”

 

Consultados especialistas sobre qué bebidas hay que tener siempre en el bar, las respuestas fueron concretas: vodka, ron, ginebra, whiskey y tequila. “Se puede tener brandy, pero ya es una bebida más especial”, dice Ulf Neuhaus, que destacó sobre todo la importancia de que esas bebidas sean de muy buena calidad. “De ellas depende la calidad de todo el trago”, suma.

En cambio los jugos naturales o demás insumos necesarios para el trago se suelen comprar poco antes de la ocasión, ya que “todo jugo recién exprimido es muchísimo mejor”, recomienda Neuhaus. Las hierbas frescas como el romero y el tomillo hoy también son parte fundamental de todo trago.

 

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