SOLEDAD
| 20 de Octubre de 2020 | 20:17

Detrás de las ventanas, nada.
La casa es una vieja sombra sobre el jardín solitario.
Hay voces que susurran en el viento, pero el trigal está quieto, y hace mucho que todos se fueron de aquí.
¿Donde están las palabras de los niños que antaño nos hacían reír? Solo queda un testigo en el vértice del techo, dispuesto a elevarse para llevar el mensaje de que nada, nada, ni siquiera lamentos se escuchan aquí.
Texto Marco Andrés Quelas
Foto Leandro Pacheco
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