SOLEDAD

Detrás de las ventanas, nada. 

La casa es una vieja sombra sobre el jardín solitario. 

Hay voces que susurran en el viento, pero el trigal está quieto, y hace mucho que todos se fueron de aquí. 

¿Donde están las palabras de los niños que antaño nos hacían reír? Solo queda un testigo en el vértice del techo, dispuesto a elevarse para llevar el mensaje de que nada, nada, ni siquiera lamentos se escuchan aquí.

 

Texto Marco Andrés Quelas
Foto Leandro Pacheco

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