Día del Ceibo, un espectáculo natural que se luce en la Región y buscan revalorizar

Julio Milat, naturalista de Berisso, apuntó algunos de los ejemplares más vistosos que pueden observarse en La Plata, Berisso y Ensenada

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No es un dato muy divulgado y de ahí que muy pocos lo sepan, pero hoy es el Día del Ceibo, la fecha en que se recuerda la flor nacional; esa tan vistosa, de un rojo neto y profundo, producto de un árbol que caracteriza las zonas húmedas de este lado del continente. Argentina comparte el símbolo con la República Oriental del Uruguay.

La flor de ceibo (llamada también seibo, seíbo o bucaré) fue declarada emblema de la Argentina, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942. Y recién en 2008 se instauró una fecha para tenerla presente como distintivo nacional.

Típica la especie arbórea de la región del litoral, suele encontrarse en las cercanías de los cursos de agua y por lo llamativo de su flor se la cultiva, además, en paseos, parques y plazas.

Adentrándonos algo en sus rasgos botánicos y su taxonomía, su nombre genérico es “erythrina”; de origen griego, significa “rojo”.

Asimismo, se lo llama “crista-galli”, también por la semejanza del color de las flores a la cresta del gallo.

De fuste torcido y poco desarrollado, la corteza de esos ejemplares es de color pardo grisáceo, muy gruesa y rugosa, con profundos surcos, lo que le sirve de base a plantas epífitas (aquellas que para vivir, sin ser parásitas, necesitan del sostén de otra especie), que se apoyan en su tronco.

Entre otras “compañías”, se lo suele ver con el helecho “suelda consuelda” (“microgamma mortoniana”), con lo abundantes claveles del aire y con un cactus, el “rhipsalis lumbricoides”, que se dispone en filamentos verdosos, con pequeñas flores color blanco crema.

Tiempo de “lluvia vegetal”

El ceibo es uno de los árboles que llora en esta época del año, al igual que las tipas y las acacias. Pasar por debajo de esas especies durante el esplendor que le posibilita la luz y el clima primaverales, implica ser salpicado por algunas gotas.

Responsable de esa acción es un insecto áfido llamado “chicharrita espumosa” (“cephisus siccifolius”): pincha las hojas y ramas jóvenes y bebe la savia. El líquido que no es absorbido lo excreta junto a pequeñas burbujas de aire que forman una espuma de color blanco para guarecerse de depredadores. Esa sustancia es la que moja.

El fenómeno comienza a fines de octubre y se extiende hasta diciembre y quien camine debajo de ceibos o las tipas de la avenida 1 o el Parque Saavedra, notará esta curiosa lluvia vegetal. También los autos que circulan por la avenida 60 entre las avenidas 122 y 1, serán rociados por la sustancia producto de un proceso botánico.

En rigor, el ceibo es rico en particularidades. Se trata de un árbol visitado por numerosos insectos y mariposas. Sus flores son polinizadas por abejorros y los picaflores verde y bronceado.

Existen ejemplares de flores blancas, que es una variedad “leucochlora”, descubierta hace varios años en forma silvestre en el noreste de Uruguay. En La Plata podemos observar uno de esa clase en los jardines de la Catedral, sobre la avenida 53. También se aprecian en esa zona ceibos de flores rojas, puntualmente sobre las esquinas en la calle 15.

Sobre Plaza Moreno se destaca un gran ejemplar de ceibo, pero en ese caso se trata del ceibo jujeño, una de las tres especies que encontramos en el país. Ese ejemplar se sitúa sobre calle 54, al lado del puesto de comidas.

Existen ejemplares notables dentro de la ciudad, quizás los más conocidos son los de Plaza San Martín, rodeando el monumento central. Originalmente, eran cuatro, pero uno se secó. Allí, cerca otros ejemplares de gran porte en el parque de la Legislatura, el más grande de ellos sobre calle 53.

En la Ciudad, se encuentran ceibos también, como se dijo, en el Parque Saavedra, a orillas del lago, y otros dos ejemplares más en el espejo de agua menor del espacio verde, sobre calle 12. Y siguen presentes en otras zonas, como sobre la Diagonal 112 y calle 67.

En partidos vecinos, en las orillas del Canal Este, que corre paralelo a la Avenida del Petróleo y que conduce a Berisso (desde La Plata), se despliega un hermoso espectáculo visual teñido de rojo.

Dos emblemáticos de Berisso.

En Berisso hay dos bellos ejemplares de 60 años de edad. Uno en la casa de José Solovián, sobre la calle 13, donde se eleva un hermoso ceibo plantado por el vecino hace seis décadas.

Y el otro ejemplar que comienza su sexta década lo encontramos en el patio de una escuela primaria, la escuela 21 “Rosario Vera Peñaloza”, en 154 y 14. Este gigante acompaña el mástil de la bandera. En medio de la ciudad, es un imán para las aves.

 

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