Un amigo de Maradona denunció que el entorno lo emborrachaba a propósito

Mariano Israeil salió con los tapones de punta con los que estaban cerca de Diego y lanzó gravísimas acusaciones

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Desde siempre, el entorno de Maradona estuvo en el ojo de la tormenta.

Hijos, amigos y allegados vinieron apuntando contra el círculo cercano, y en el foco aparecen quienes guiaron y asesoraron sus acciones, tanto en la vida pública como la personal.

Dalma y Gianinna, las dos hijas más famosas de Diego,denunciaron que el famoso entorno las dejaba al margen y les cerraba el vínculo.

También dijeron que le cambiaban el número de teléfono al “10” para que no puedan comunicarse y en las últimas semanas hasta se quejaron en lo referido a la atención médica.

“Ahora era imposible llegar a él, había que pasar por diez filtros”, dijo Israelit

 

A ellas, ahora se sumó Mariano Israelit, uno de los amigos que tuvo acceso al entierro de Maradona y que a través de radio La Red aseguró que quienes lo rodeaban a Maradona lo dudaron en emborracharlo para que, por ejemplo, no pudiera recibir a sus hijas en las mejores condiciones.

“El Feo”, quien acompañó a Diego en uno de sus viajes a Cuba para tratarse de sus adicciones, realizó fuertes acusaciones contra quienes rodearon a Maradona en los últimos tiempos.

“Yo llamaba y me atendía un chico Charly, que era el marido de una prima de Rocío (Oliva). ‘Hola, quién habla’, me decía. Ya me conocía la voz, porque yo hablaba mucho con Diego. Yo decía ‘Hola, hola, hola...’. Cuando me conocía la voz o me bloqueaba o directamente me decía que Diego se acostó o que fue al baño...”, contó el amigo de Diego, quien agregó: “Ahora era imposible llegar a él, había que pasar por diez filtros”.

“ESTO NO ME LO CONTARON, LO VIVÍ”

Por último, Israelit denunció: “Esto no me lo contaron, lo viví. He ido muchas veces a la casa, Diego me llamaba para comer un asado con la familia o sólo con el doctor Mariano Castro, con quien también vivimos juntos en la etapa de Cuba. Íbamos, almorzábamos, todo bárbaro y la charla era que a las seis llegaban Dalma y Gianinna, nos decía que estaba contento que las iba a recibir... Cuando nos queríamos ir, para que comparta con las hijas, nos decía que nos quedáramos. Eso pasó varias veces”. Pero... “Si ellas venían a las siete de la tarde, a las seis y cuarto aparecía este Charly y le decía: ‘Diego, ¿una cervecita?’. No la pedía Diego, se la traían. Se clavaba una Corona. A los diez minutos, venían y le apoyaban otra cerveza. Yo le decía: ‘Charly, van a venir las hijas’. Y me decía que no pasaba nada... A la tercera cerveza, Diego empezaba a balbucear y decía: ‘¿Y ahora qué hago que vienen las chicas?’. Y Charly la remataba diciendo: ‘Bueno, ¿abrimos un vino?’”.

 

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