Denuncian que la Comuna autorizó cambiar el frente de edificio “intocable”

Es en la esquina de la avenida 13 y 48, que forma parte de las propiedades protegidas por el catálogo patrimonial de la Ciudad

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Una fuerte polémica se desató en los últimos días en el ámbito local respecto del cuidado y preservación de los bienes patrimoniales de nuestra ciudad por parte del Municipio, a partir de la denuncia de la alteración del frente de un edificio que forma parte del catálogo que protege frentes históricos, en la esquina de la avenida 13 y 48.

Se trata de una ochava donde hasta el año pasado funcionó una confitería y ahora desembarcará la firma de una panadería cuya estética conlleva la colocación de ladrillos a la vista en su frente de la planta baja y pintura negra en todo el primer piso.

El edificio está catalogado bajo la categoría de “bien de protección contextual”, que contempla a los edificios cuyo valor reconocido es el de constituir la referencia formal y cultural del área, justificar y dar sentido al conjunto. Por eso, según consta en la ordenanza que lo regula, y el decreto municipal 1.579 de 2006, lo que se protege es “la imagen característica del área, previniendo actuaciones contradictorias en el tejido y la morfología”.

Fuentes del Departamento Ejecutivo confirmaron ayer a EL DIA que el inmueble pertenece al catálogo en categoría de protección “C”, aunque advirtieron que no pueden brindar los datos completos del regístro único de bienes patrimoniales porque se encuentra “en proceso de actualización”.

Frente a la autorización de la intervención con ladrillos en el frente del lugar, realizada por el director de Gestión de Patrimonio, Juan Galasso, el bloque de concejales del Frente de Todos salió con un duro cuestionamiento y la presentación de un pedido de informes a la secretaría de Planeamiento, respecto del aval para avanzar en la obra que altera esa fachada.

En diálogo con EL DIA, el edil Ariel Archanco advirtió que “toda la zona es de contexto patrimonial” por lo que solicitó explicaciones sobre los argumentos por los que se habilitaron esas intervenciones.

Según indicaron desde el Ejecutivo, el cambio de fachada se autorizó porque “se realiza con materiales reversibles, como pintura y azulejos”, por lo que no se presentaron objeciones a las obras.

Sin embargo, Archanco advirtió que el mencionado decreto exige que los bienes patrimoniales contextuales “no deben alterar su aspecto exterior ni eliminar su ornamentación”. Y, además, “impide realizar al edificio tratamientos que pongan en riesgo su fachada, la autenticidad de su diseño, sus materiales y el respeto por la mano de obra utilizada durante su construcción original”.

Y remarcó que la ordenanza 10.703, sancionada en 2010, exige la elaboración de un registro único de bienes patrimoniales de nuestra ciudad, el que “nunca se realizó”.

“Nos preocupa la falta de mantenimiento del patrimonio de la Ciudad, cuyo valor es el que la distingue. Por eso es necesario que todo funcionario municipal y concejales tengan capacitación sobre el tema”.

 

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