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La nueva novela del autor de “Toque de queda” plantea una trama donde el desencanto adopta la belleza de un grupo de incendiarios
En su novela “Cómo provocar un incendio y por qué”, el escritor estadounidense Jesse Ball narra la historia de una adolescente vinculada a una organización de incendiarios que ataca los emblemas del progreso y la desigualdad, una trama que proyecta su propio desencanto y su resistencia a abandonar una forma de percepción que asocia a la niñez: “Es lamentable que la capacidad de los seres humanos para sentir se vea disminuida en la adultez y desaparezca. Yo no lo acepto. Seré un niño para siempre”, asegura.
Hay dos cuestiones que obsesionan a Ball, poeta y narrador estadounidense nacido en 1978 que lleva escritos quince libros y en 2017 fue incluido por la prestigiosa publicación Granta como uno de los mejores narradores de su país: una es el vínculo entre hijos o hijas con padres que están presentes o ya han muerto -como el de la protagonista de “Cómo provocar un incendio y por qué”- o que están a punto de morir, como el hombre de “Censo” que emprende un viaje junto a su hijo con síndrome de Down. En el caso de su novela “Toque de queda”, la que ya no está es la madre de la pequeña Molly, hija de un violinista que como ya no puede tocar el instrumento, se dedica a escribir epitafios.
“Los ricos pueden pasearse por el mundo bajo un manto de aparente inocencia”
El otro gran tópico de su escritura es el pasaje de la niñez a la vida adulta, que en su ecosistema se traduce como una pérdida de la elocuencia para interpretar las desigualdades del mundo, las fallas sistémicas sobre las que se erige una modernidad que percibe cada vez más expulsiva. Crecer, para el escritor, es volverse indolente al sufrimiento ajeno y al mismo tiempo aprender a camuflar el malestar en la cultura que 90 años atrás Freud identificó con el desmantelamiento de la idea de progreso.
Con un lenguaje seco y una apropiación del espacio que incluye juegos tipográficos para recalcar que le gusta desoír convenciones, Ball cuenta en “Cómo provocar un incendio y por qué” (Sigilo) la historia de Lucia Stanton, una chica de 16 que sufrió la violenta pérdida de su padre, del que conserva algunas ideas anarquistas y un encendedor metálico con el que sueña incendiar los espacios que le recuerdan la desigualdad del mundo. Su eterna postura defensiva solo encuentra una excepción: el vínculo con su tía, que parece ser la única persona que la entiende y que comparte su escepticismo hacia la sociedad.
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“Es lamentable que la capacidad para sentir se vea disminuida en la adultez”
En su errancia por un entorno donde se siente descolocada -una sensación reforzada por una economía precaria que la priva de tener un teléfono celular o vestuario actualizado- el personaje se asocia con un grupo de jóvenes que ven en la aventura incendiaria una oportunidad para protestar contra un sistema que vuelve más dispar la lucha de clases. “Los ricos pueden pasearse por el mundo bajo un manto de aparente inocencia, a pesar de que en realidad cada uno de ellos es el engranaje de un sistema que desmoraliza y brutaliza a la mayoría de las personas vivas”, enarbola el manifiesto piromaníaco que el narrador describe en el libro.
“Cómo provocar un incendio y por qué” es la sexta novela de Ball, que enseña escritura en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago y cuenta además con colecciones de poesía y hasta libros de ilustraciones, porque además de sus dotes literarias, el narrador es un aficionado al dibujo. La portada de “Toque de queda”, editada en la Argentina en 2014 por la Bestia Equilátera, muestra la silueta de un zorro de su autoría. Una habilidad alejada de la proyección vocacional de su infancia: ser basurero.
“Me gustaba que viajaran en la parte trasera del camión -asegura Ball-. Me parecía algo encantador. Había quedado fascinado con la película de Terrence Malick, ‘Badlands’, donde Martin Sheen encarna a un basurero. Fue la primera cosa que quise ser. Después de eso quise ser poeta. Creo que escribir es algo que terminás haciendo si ninguna otra cosa te queda bien”.
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