Hay que negociar con el FMI y con los bonistas, pero sabiendo que el pasado nos condena

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Por OSVALDO GRANADOS

osvaldoperiodista@gmail.com

Los bancos HSBC y Bank of América, representaran a la Argentina frente a los bonistas.

Pidieron en privado algunos datos sobre la propuesta de Guzmán. La quita y los plazos para pagar.

Todo es secreto . Pero alguien escucho la frase clave: “La propuesta es defendible”.

Desde ese momento , el mercado reaccionó. Al mismo tiempo Estados Unidos bajaba la tasa.

Ahora, una cosa es llegar a un acuerdo por la deuda y otra hacer crecer la economía.

El prontuario del kirchnerismo no sirve para mejorar la confianza de los inversores. Mucho menos cuando habla Cristina. Por suerte para el mercado, no opina en forma pública. Excepto cuando habló desde Cuba, pero desde entonces predomino el silencio.

El Grupo Callao (albertista) y el Instituto Patria (cristinista) no se ponen de acuerdo en nada sobre que hacer con la economía.

El pasado nos condena : Entre 1960 – 2018 hubo 14 recesiones; 22 años de caída del PBI y la tasa de crecimiento promedio fue del 2,3 por ciento, la menor de América Latina.

Si hay reactivación de la demanda tenemos una típica limitación de importaciones por falta de dólares. Argentina necesita altos componentes de insumos importados.También de bienes de consumo durables.

Nuestro país necesita generar dólares. Para eso tiene que tener un tipo de cambio muy competitivo. Ese es el estimulo clave.

¿Cómo armonizar el conflicto entre el dólar competitivo y los salarios?

Dólar alto, igual a salarios bajos.

Dólar atrasado, salarios altos.

Un informe privado apunta a que el sector público argentino, Nación, y provincias están diseñados para gastar por encima de sus recursos.

Entre 1960 y 2019, 54 años con déficit fiscal que acumulados fueron equivalentes a casi dos veces y medio del PBI.

El tema no es solo la deuda, es el gasto. Si seguimos gastando por encima de las posibilidades más temprano que tarde tendremos otra crisis.

La economía argentina está dividida entre los que tienen bajos ingresos y no pueden gastar. Otros guardan, cuidan los dólares y no los invierten por desconfianza.

Además estamos aislados internacionalmente.

Alberto podía haber estado en Uruguay para saludar a Luis Lacalle Pou. Néstor y Cristina lo hicieron con los presidentes del Frente Amplio.

Lacalle Pou como represalia sutil en su discurso señalo: “Nosotros no hablamos de tierra arrasada para explicar el Frente Amplio”. El mensaje llegó. El presidente, veía por TV, Argentinos Junior y Vélez.

Sergio Massa se puso a trabajar para el 2023.

Visitó San Juan con Diego Bossio , ex titular de la Anses y considerado un traidor por La Cámpora. Este último figura en la “lista negra” de Cristina, junto con Florencio Randazzo y Martín Redrado.

Mientras, todas las apuestas de Alberto Fernández están en la reactivación económica. Hablan del segundo semestre.

Si no lo logra lo van tratar de desplazar.

Cristina en el Congreso se enojó con Alberto que, compungido como un chico en falta, escuchaba como le decían: “Basta, hasta acá llegamos. Hasta acá”.

¿Qué pasó?

Esa mañana de domingo, temprano, Parrili le comentó la tapa de los diarios, entre ellos Perfil.

Allí, destacado decía : “Alberto dice que es el Ribotril de Cristina”.

No soporta que la sigan tratando como una desquiciada .

“Hasta aquí . Se terminó”.

Está claro. Todos entendimos.

 

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