“Todas las noches abrazo un muñeco que Fernando tenía de chiquito y lloro”
Edición Impresa | 18 de Abril de 2020 | 01:40

“Sé que no va a volver pero por las noches siempre voy a su habitación y abrazo un muñeco de Spiderman que él tenía desde chiquito y me pongo a llorar”, dijo Graciela, la mamá de Fernando Báez Sosa, de cuyo crimen en la localidad balnearia de Villa Gesell se cumplen hoy tres meses. La causa tiene 10 imputados, ocho de los cuales están detenidos con prisión preventiva.
El dolor de Graciela se advierte en los gestos de su cara y en los movimientos de sus manos. Pasa lo mismo con Silvino, quien acompaña a cada paso a su esposa y recuerda a Fernando a toda hora: “Cada vez que me siento triste escucho el último audio que me envió cuando estaba de vacaciones y lloro”.
Los papás de Fernando Báez Sosa (18) coincidieron en decir que lo que le hicieron a su hijo “fue una masacre” y que no cesarán en su reclamo de Justicia.
“Se cumplen tres meses del asesinato brutal de nuestro hijo y para nosotros es como si fuera ayer. Todavía no podemos entender por qué le hicieron esto, no le dieron la oportunidad ni siquiera de defenderse. Es una masacre total lo que le hicieron estos asesinos, lo mataron hasta burlarse”, expresó conmovida Graciela en el palier del edificio en el que viven, en Recoleta. Durante la charla con Télam, Silvino y Graciela lloraron, se amargaron, se angustiaron, pero también rieron con recuerdos, como por ejemplo con el fanatismo por Boca Juniors que tenía su hijo o las comidas que le preparaba su mamá.
“Yo extraño hasta las peleas, las necesito. Eran peleas por pavadas y ahora me doy cuenta que gastábamos energía en cosas que no valían la pena. Discutíamos por las tácticas y estrategias cuando veíamos los partidos de Boca, que él era hincha”, recordó Silvino, con su mirada perdida en el recuerdo. Graciela contó que “a él le gustaban las milanesas con papas fritas, el fútbol y el helado… y murió comiendo un helado”.
Es que en el momento en que fue atacado hasta la muerte, la madrugada del 18 de enero pasado, Fernando había cruzado frente al boliche Le Brique para tomar un helado con uno de sus amigos. “Si esto no hubiera pasado, hoy estaría disfrutando con mi hijo esta cuarentena, haciendo la comida que le gustaba, las cosas dulces. No tengo más ganas de cocinar porque todo me recuerda a él”, agregó.
A Silvino y Graciela se les viene a la memoria el momento en que Fernando comenzaba su viaje a Villa Gesell junto a sus amigos de la primaria y se sonríen. También disfrutan al recordar a Julieta, la novia de su hijo, a quien consideran parte de su familia. “No le gustaba que le sacara fotos pero el día que iba a viajar me dijo ´Que raro mami que no trajiste el celular para sacarnos fotos´, y le contesté que pensaba que se iba a enojar, pero me respondió que lo fuera a buscar. Salí corriendo a buscar la cámara y esa es la última foto que le saqué a mi hijo”, rememoró Graciela, ya con una sonrisa en su rostro. Silvino revivió el momento que lo vio caminando con la valija: “Lo filmé cuando se iba caminando con la valija, no sabes el dolor que siento cada vez que veo esa filmación”.
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