Un nuevo caso de COVID-19 en Wuhan, encendió las alarmas

Las autoridades elevaron el nivel de riesgo de “débil” a “medio” en ese distrito. Ya hay planteos judiciales contra el país asiático

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China elevó ayer el nivel de riesgo epidemiológico en un barrio de Wuhan, después de descubrir un caso de COVID-19, el primero en más de un mes en la cuna de la pandemia surgida a finales de 2019.

Se trata de la gran metrópolis situada en el centro del país asiático, que ha sido particularmente golpeado por el foco infeccioso y que permaneció más de dos meses en confinamiento estricto.

De acuerdo a lo informado, es el primer positivo reportado desde el pasado 3 de abril.

El afectado es un hombre de 89 años, que reside en el distrito de Dongxihu, ubicado en el noroeste de Wuhan, según las autoridades locales.

El nivel de riesgo epidemiológico en este barrio ha sido elevado de “débil” a “medio”, agregan las fuentes.

Wuhan era considerada como una zona de riesgo “débil” desde que se levantó la cuarentena el 8 de abril y la actividad se reanudó progresivamente.

Los estudiantes de último año de secundaria volvieron el miércoles último a clases -todos con mascarillas y respetando las estrictas medidas sanitarias-, tras cuatro meses de vacaciones forzadas a causa del virus.

Al margen del caso en Wuhan, China registró ayer 13 nuevos casos de COVID-19 en su territorio.

Es la primera vez desde el 1º de mayo que el país anuncia un aumento de dos dígitos del número de contaminaciones en un día.

La inmensa mayoría de los nuevos casos están situados en el noreste del país, donde la ciudad de Shulan ha sido puesta en cuarentena.

El sábado, China admitió que el COVID-19 reveló “lagunas” en sus sistemas de salud y prevención de enfermedades infecciosas, en momentos en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le critica su gestión de la crisis.

YA ANALIZAN LAS PRIMERAS DEMANDAS JUDICIALES

Antes del coronavirus, Saundra Andringa-Meuer era una mujer saludable de 61 años, madre de seis hijos, que no fumaba ni bebía alcohol. Pero el COVID-19 la enfermó gravemente después de viajar desde su hogar en Wisconsin para ayudar a su hijo a mudarse de la universidad en Connecticut.

La hospitalizaron en marzo, terminando en coma y con un respirador artificial durante 14 días.

Los médicos le dijeron a su familia que tenía pocas posibilidades de vivir. Cuando se recuperó, le dijeron que era la paciente más grave por coronavirus que habían visto salir adelante.

Ahora, Andringa-Meuer, junto con docenas de pacientes de COVID-19 y algunas empresas estadounidenses, busca demandar a China por la propagación del virus, que ha matado al menos a 80.000 personas en Estados Unidos.

“Siento que lo escondieron del mundo y de los estadounidenses’’, aseguró. “No siento que debamos perder la boda o tener que cerrar la economía. Se interrumpió la vida de todos los estadounidenses. Creo que necesitamos corregir algunos de estos errores’’, señaló la mujer.

Hasta el momento, se han presentado al menos nueve demandas en Estados Unidos contra China, donde se alega que las autoridades no hicieron lo suficiente para contener al virus desde un inicio, trataron de ocultar lo que estaba sucediendo en la ciudad de Wuhan, donde comenzó el brote y buscaron esconder sus acciones y lo que sabían.

Ocho de los juicios son acciones colectivas potenciales que podrían representar a miles de personas y empresas.

Uno fue presentado por el fiscal general de Missouri, que hasta ahora es el único estado que ha emprendido acciones legales contra China.

Los casos enfrentan varios obstáculos bajo la Ley de Inmunidad Soberana Extranjera, que establece que los gobiernos extranjeros no pueden ser demandados en Estados Unidos a menos que se cumplan ciertas excepciones. Y eso no es fácil de probar, dicen los expertos.

 

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