Crímenes que enfrentan a EE UU con su historia

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El derribo de los monumentos confederados y de las estatuas de Cristóbal Colón ocurrido por estos días en EE UU es una expresión de la fuerza con que la sociedad norteamericana se está enfrentando a su pasado racista tras la muerte de George Floyd.

“Hemos llegado a un punto de inflexión en el relato de quiénes somos como pueblo estadounidense”, dijo David Farber, profesor de historia de la Universidad de Kansas. “Decenas, si no cientos de millones de estadounidenses se plantean preguntas fundamentales sobre qué hacemos con los aspectos desagradables e inmorales de nuestro pasado”.

El asesinato el 25 de mayo del afroestadounidense George Floyd (46) por un oficial de policía blanco en Minneapolis desató un masivo reclamo de justicia y de una reforma policial.

Pero la muerte de Floyd también provocó un cuestionamiento al pasado. En varias ciudades del país los manifestantes han enfocado su ira en los monumentos erigidos a la memoria de generales y políticos proesclavistas del sur durante la Guerra Civil.

En Richmond, por ejemplo, derribaron una estatua de Jefferson Davis, el presidente confederado durante el conflicto que tuvo lugar entre 1861 y 1865.

FENÓMENO EXTENDIDO

Si bien los símbolos de la Confederación son los más polarizantes de estos monumentos, el fenómeno se extiende por todo Estados Unidos.

“En Nueva York se derriban las estatuas de Colón, considerado un conquistador genocida por el pueblo indígena”, señaló Farber. “Hay escuelas secundarias de todo el país que llevan el nombre de John Calhoun”, un ex vicepresidente y defensor declarado de la esclavitud.

Farber señaló que el debate sobre los monumentos conmemorativos confederados no es precisamente nuevo. Los manifestantes por los derechos civiles de las décadas de 1950 y 1960 denunciaron el hecho de que estaban “caminando por calles con nombre de racistas declarados y supremacistas blancos”.

Los esfuerzos para eliminar los monumentos confederados cobraron impulso después que un supremacista blanco matara a tiros a nueve afroestadounidenses en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, en 2015. (AFP)

 

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