“Bacurau”: aventuras en clave de western de terror, en un filme inclasificable

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Buenos estrenos cinematográficos esta semana, pero ninguno como “Bacurau”: la cinta brasileña de Kleber Mendonça Filho (“Aquarius”) y Juliano Dornelles, que ya está disponible para alquilar en la plataforma Puentes de Cine, es una rara avis en el cine latinoamericano, y muy poderosa.

Premio del Jurado en Cannes, cuenta la historia de los los habitantes de un pequeño pueblo brasileño en un futuro cercano, que lamentan la pérdida de su nonagenaria matriarca. Al mismo tiempo, descubren asombrados que su comunidad dejó de figurar en los mapas.

Poco después, empiezan a llegar personas extrañas y sospechosos drones sobrevuelan la zona. Es indudable que inesperados sucesos están por ocurrir, o más bien que ya están ocurriendo: el pueblito, Bacurau, se queda aislado y tiene que hacer frente a una terrible amenaza exterior personificada en un grupo de extranjeros, en una representación de los abusos del colonialismo.

Referencias al pasado de Brasil, pero que se vuelven presentes en un momento en que la cultura latinoamericana lucha contra la desaparición: con un aire de comedia amable en un primer momento que gira completamente hacia una historia sangrienta, “Bacurau” no es una película política, en palabras de sus directores, aunque reconocieron que no pudieron evitar trabajar en la atmósfera que existe en estos momentos en Brasil y en todo el mundo.

Una película con momentos alocados, distintos, que se mueven entre el western, el horror, el drama y la comedia, con un reparto coral que cuenta con Sonia Braga y el alemán Udo Kier al frente. Rodada en la región de Sertao do Serido, en la frontera del Río Grande do Norte y Pariba, en el noroeste de Brasil, la película está llena de referencias históricas, como al “cangaço”, un movimiento de bandoleros que a finales del siglo XIX y principios del siglo pasado se hizo fuerte en esa zona y atacaba principalmente a los terratenientes.

Con un aire de comedia amable en un primer momento que gira completamente hacia una historia sangrienta, “Bacurau” no es una película política, en palabras de sus directores, aunque reconocieron que no pudieron evitar trabajar en la atmósfera que existe en estos momentos en Brasil y en todo el mundo.

“Creemos que es inevitable que Brasil y sus tensiones acaben apareciendo, pero nosotros queríamos hacer una buena aventura sobre el poder, la amistad que tenemos y nuestro amor por las películas. ¿Cómo íbamos a predecir el futuro? Somos amigos y hemos trabajado juntos durante años. Esta codirección se dio por una conversación que tuvimos. Queríamos representar a las personas de nuestra región”, afirmaron los directores, sobre un filme que, de todas formas, se terminó transformando en un reflejo de un país que vive una distopía “en muchos aspectos de cada día”.

Un país, además, con un gobierno que está “tratando de destruir la cultura. Y así es como protestamos nosotros, haciendo cultura”. “En este momento en Brasil la cultura está siendo abandonada”, dijo Dornelles, “así que seguimos haciendo filmes luchando contra la realidad brasileña”.

“Bacurau”, que figuró en casi todas las listas de lo mejor de 2019 y que finalmente llega al país, aunque sea en formato digital (la pandemia ha permitido estrenos federales para películas que solo hubieran tenido dos o tres salas en la capital federal), se estrenó ayer en la plataforma Puentes de Cine, creada durante esta pandemia por la Asociación de Directores PCI como una forma de difundir cine aún con las salas cerradas. La cinta brasileña, premiada en Munich, Lima y Sitges además de en Cannes, se puede alquilar por $160, al igual que otras propuestas disponibles en la plataforma.

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