Los subsidios sociales bajo la lupa, en medio de tensiones fiscales y políticas

Edición Impresa

Más de la mitad del esfuerzo fiscal que evitó una caída aún mayor del PBI brasileño en el segundo trimestre, provino del subsidio de 600 reales (110 dólares), que puede llegar a 1.200 en ciertos casos, acordado mensualmente desde abril a 66,4 millones de brasileños, casi un tercio de la población.

Las medidas, que incluyen reducciones de tributos diversos, costaron 505.400 millones de reales (unos 92.000 millones de dólares) y representan un 7,3 por ciento del PIB proyectado para 2020. Un porcentaje superior al promedio de 6,3 por ciento en 30 países avanzados de la Organización para la Cooperación y Desarrollo económicos (OCDE).

El auxilio de emergencia también revirtió el desgaste político del presidente conservador Jair Bolsonaro, que en agosto alcanzó sus mejores índices de aprobación. El problema es que en septiembre esos subsidios se reducirán sustancialmente.

El ultraliberal ministro de Economía, Paulo Guedes, aceptaría prolongarlos hasta diciembre, pero rebajados a 200 reales. Bolsonaro, que pretende ser reelegido en 2022, preconiza un “término medio”, que según analistas podría ser de 300 reales, y ampliar luego otros programas sociales.

El Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV/IBRE) prevé que la deuda pública pase de 75,8 a 96 por ciento del PBI este año.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE