El azar y la genialidad de un visionario
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2020 | 02:04

¿Suerte o genialidad? Sobre la vida de William Henry Gates, nacido en Seattle en 1955, el informático y empresario estadounidense fundador de Microsoft, se dicen las dos cosas, aún con la certeza de que quien era un precoz programador que no llegó a terminar sus estudios, a los 31 años ya era multimillonario. Todo gracias al éxito arrollador de su sistema operativo, el MS-DOS, de 1981, que evolucionaría hasta convertirse en el popular Windows 3.1 (en 1992) y que daría lugar luego a las sucesivas versiones de este sistema operativo omnipresente hasta hoy en la inmensa mayoría de las computadoras del mundo entero.
Será difícil juzgar si solo fue suerte o genial intuición advertir que, en la eclosión de la informática de consumo, había un mercado tan valioso en la fabricación de ordenadores (hardware) como en la creación del sistema operativo y de los programas que habían de emplearse en ellos (software). Lo cierto es que, mientras los fabricantes competían duramente por el hardware, una serie de circunstancias llevaron a que el sistema operativo creado por Bill Gates y su socio Paul Allen se extendiera hasta quedar sin apenas competencia.
De hecho, se ha acusado a Microsoft de manejar el mercado y a su fundador de falta de verdadera creatividad -aseguran que sus invenciones fueron creadas por otros-, aunque si eso fuera cierto igual debería admitirse que su contribución efectiva a la popularización de la informática y a la vertiginosa escalada tecnológica que ha conllevado, fue inmensa.
Nacido en una familia acomodada que le proporcionó una educación en centros de élite como la Escuela de Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard (1973-77), Bill Gates se introdujo en el mundo de la informática formando un pequeño equipo dedicado a la realización de programas que vendían a empresas o administraciones públicas junto a su amigo Paul Allen.
Lo demás es historia conocida. Millones y más millones para convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta, los que junto a su esposa Melinda utiliza en la fundación benéfica que crearon para fines sanitarios y educativos.
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