Imparable, el robo de metales castiga a casas y edificios

Los ladrones se llevan piezas de medidores de gas y barandas o partes de porteros eléctricos. La modalidad se asocia con el aumento del valor del cobre y el bronce

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Cuando empezó, parecía algo vinculado con el daño o el vandalismo, pero la reiteración de hechos indicó otra cosa, un fenómeno delictivo impulsado por el aumento de precios de los metales. El cuadro se advierte en estos días con una seguidilla de ataques en edificios de un enclave céntrico y también en viviendas del barrio El Mondongo, cada uno con una especialidad: en el primer caso, las barandas o porteros y en el segundo, las piezas de los medidores de gas.

Según le contaron a este diario en ambos barrios, la situación no sorprende tanto por el tipo de robo, sino por la intensidad con la que se repite. Durante los últimos días, este diario escuchó denuncias de víctimas en edificios situados entre las plazas Italia y Paso.

Cuando el portero o el encargado de un edificio se encontraba en las primeras horas de la mañana con que faltaban caños de las barandas de ingreso, al principio se pensó que podría tratarse de hechos vandálicos, pero en los comentarios del barrio entre administradores, encargados y vecinos de la zona céntrica, todos fueron notando que los episodios se repetían y ya no eran solo por el daño.

Para confirmación, la semana pasada en uno de los edificios del enclave, que está situado en inmediaciones de 10 entre 43 y 44, vieron algo novedoso. Los ladrones no solo se llevaron una baranda de bronce. También desmontaron el panel de chapa -del mismo metal- que cubre el pie del gabinete de los timbres.

“Es algo que preocupa, reparar esas piezas es costoso, además del año que producen”, le dijo a este diario un vecino del complejo.

Según se calcula, quienes atacan ubican rápidamente el metal robado en las chatarrerías dedicadas a la compra-venta de metales. “Algunos, más profesionales, aunque no serían en estos casos, tienen mejor rédito colocándolos en fundiciones clandestinas”, apuntó un observador de la dinámica de ese mercado.

La problemática se extiende por El Mondongo, pero enfocada en los medidores de gas.

Sobre el final de la semana, un vecino denunció que atacaron la casilla de su casa, situada en inmediaciones de 71 entre 116 y 117. “Todos los días roban caños”, dijo el damnificado.

Por esas horas, María contó que alrededor del mediodía me robaron el flexible de cobre del regulador del gas. Eso fue a la vuelta de la casa del otro vecino.

Las quejas circulaban por una red social y ganaban intensidad en los últimos días. Se sumó Patricia, quien denunció que le robaron “la semana pasada”. Se detallaba en ese grupo sobre la sustracción de caños y reguladores de los medidores.

La modalidad estaría empujada por el aumento del cobre y el bronce en el mercado de compra venta. Según se calcula, en estos días cotiza a unos 500 pesos el kilo de cobre en el mercado oficial.

El informal, con reglas propias, sitúa al precio de la chatarra en una banda de precios que puede ir de los 250 a los 700 pesos. En enero, se pagaba de 166 a 470 pesos.

En la primera escala de la cadena de comercialización informal, el kilo de bronce puede estar entre los 220 y los 350 pesos. Luego, fundido y recuperado vuelve al mercado a 500 pesos.

El cuadro atrae hacia barandas de edificios en la Ciudad, que requieren de unos 20 mil pesos para la reposición, contó un administrador del Centro. También a picaportes.

El cobre aparece en cables y caños de medidores de gas. En este marco la empresa de la red, Camuzzi, salió a advertir sobre los riesgos de estos hurtos y pidió a los usuarios que denuncien ante la empresa la detección de anomalías en esa instalación.

Se calcula que tras el hurto, las piezas se colocan rápido en casas de compra venta

 

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