Alternativas nutricionales

Edición Impresa

Por AMALIA RUCCI (*)

Los hidratos de carbono (comúnmente llamados “harinas”) son los nutrientes que el organismo requiere en mayor cantidad. Las harinas son sólo una parte dentro de todo este grupo formado por cereales, legumbres, pastas, pan, galletitas, frutas, tubérculos, azúcar y dulces.

La función más importante de los hidratos de carbono es proveer energía a las células del cuerpo. El principal producto que se obtiene de la digestión de este nutriente es la glucosa que es la fuente de energía principal de tejidos como el encéfalo y los glóbulos rojos. Es por esto que los hidratos de carbono deben formar parte de una alimentación balanceada, dependiendo de los requerimientos de cada persona, entre el 50 y el 60% de las calorías totales diarias deberían ser cubiertas con ellos.

Las dietas que buscan pérdidas de peso rápidamente basándose en la restricción de ciertos grupos de alimentos, son muy difíciles de sostener en el tiempo, por lo que a largo plazo ese peso perdido no puede mantenerse. Son insostenibles justamente porque prohibirte la ingesta de un alimento como las harinas, hace que lo desees más y que el día que comas no puedas regular la cantidad.

Una alimentación que permita la pérdida de peso buscada debe apuntar a adquirir hábitos saludables, incluir todos los grupos de alimentos, en cantidades adecuadas y complementarse con actividad física. El éxito a largo plazo de un plan de alimentación depende de su aceptación, el disfrute y la practicidad que tiene en la vida de quien lo lleva adelante.

No es necesario eliminar las harinas para lograr un peso saludable, sí en cambio, reemplazarlas por sus versiones integrales que tienen una mejor calidad nutricional, variar los tipos, es decir, empezar a cocinar con harinas diferentes a la de trigo que tienen un mejor perfil nutricional y consumirlas en cantidades moderadas según el requerimiento individual.

Dentro de las harinas es preferible elegir las integrales y los alimentos elaborados con ellas, ya que, para obtenerlas se molió el grano entero, por lo que aportan más fibra, vitaminas y minerales y eso genera un mejor tránsito intestinal, contribuye a reducir los niveles de glucosa y colesterol en sangre y brinda mayor saciedad. En las harinas refinadas (la blanca, a la que se le saca el salvado y el germen) al eliminar la fibra durante el procesamiento, el aparato digestivo digiere más rápido el alimento y eso hace que al poco tiempo volvamos a tener hambre.

Existen muchas harinas distintas además de la harina de trigo que es la comúnmente usada. Son muy versátiles e incluso más nutritivas que la de trigo las harinas de otros cereales, legumbres, pseudocereales o semillas, por ejemplo, la harina de chía, centeno, trigo sarraceno, quinoa, garbanzos, lentejas, arvejas, soja, teff, arroz, algarroba.

 

(*) Nutricionista (MP 5916)

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE