Muerte en San Clemente: piden “la verdad” y que “se haga justicia”
Edición Impresa | 23 de Noviembre de 2021 | 03:54

Mientras nueve policías se prestaban a declarar ante el fiscal Pablo Gamaleri, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 11 de Mar del Ajó, por el crimen de Alejandro Martínez (35), sus familiares relataban a EL DIA cómo vivieron los días desde que hablaron por última vez con él hasta ayer.
Ocho de los efectivos se negaron a declarar ante la Justicia y una agente aseguró que el joven “forcejeó” con los uniformados que lo ingresaron en la seccional, pero que ella se marchó poco después para una recorrida de rutina con los móviles. Todos están imputados por el delito de “homicidio agravado por ser cometido por un miembro integrante de la fuerza policial abusando de su función”, y permanecen detenidos por disposición de la Justicia de Garantías de Dolores.
Sin embargo, en la historia nada parece cuadrar por completo. Para los letrados que defienden a la familia de Martínez, las evidencias no dejan dudas: “Esto no fue una muerte natural”, dijeron casi al unísono Miguel Angel Molina y Alfredo Julio María Gascón.
Juan Carlos, hermano de la víctima, recela de las versiones oficiales. Brenda, la hija de Alejandro, y Laura Lagana, pareja de éste, también. A ellas les dijeron que Martínez “había muerto de un paro cardíaco en la celda” donde estaba detenido por, presuntamente, haber generado disturbios en un hotel de San Clemente del Tuyú.
“Él es de Brandsen, vivió un tiempo en San Clemente y ahora quería volver para abrir un local de comida y trabajar la temporada”, contó Brenda. Paró en un hospedaje “porque andaba con mucha plata y quería estar seguro”, agregó.
El miércoles 17 habló con ella por la tarde. También con su tía Ana María, a quien le mostró por videollamada el hotel y la playa.
“A las 18.06 fue el último mensaje que me mandó, porque estábamos arreglando el depósito de la plata de los alimentos para el nene”, aportó Laura. La mujer habla con su hijo, que ve la foto del padre en la televisión, y busca la forma de comunicarle lo sucedido. “Me pregunta dónde está, cuándo va a venir. No sé cómo vamos a hacer para decirle, por eso acudiremos a un profesional”, explicó.
Luego de esos contactos vespertinos, no supieron más nada de él. Al menos, hasta el día siguiente cuando Lagana recibió un mensaje privado de Facebook. “Fue una mujer que se presentó como policía de investigaciones y me dijo que necesitaba comunicarse urgente con un familiar de Alejandro Martínez”.
“UN PARO CARDÍACO”
Después de ese primer acercamiento, la supuesta oficial la llamó a través de la red social. “Lo que me contó fue que Alejandro había fallecido en la vía pública, de un paro cardíaco y por sobredosis. A las dos de la madrugada”, aseguró. Creyó que se trataba de una broma de mal gusto.
“No sabía si era verdad o mentira, si era un chiste. Así que lo llamé enseguida a Juan Carlos”, detalló. Él, por su parte, llamó a la seccional Primera de la localidad costera.
“Yo llamé para ver si era verdad, pregunté si había fallecido en la vía pública y me dijeron que sí. Me fui para allá enseguida”, manifestó. Cuando llegó se entrevistó con el “comisario y otro policía más que estaban de civil”, lo llevaron a un cuarto y le revelaron que su hermano “tenía distintas entradas” en la comisaría. Esa situación legal era desconocida por su familia.
“En realidad, el día anterior lo encontraron durmiendo, aparentemente borracho, y lo demoraron por tres horas. Eso fue todo”, resaltó Molina.
“Cuando lo metieron en el calabozo, le tiraron un colchón, él se acostó de costado y a los 20 minutos lo fueron a despertar porque tenía que firmar unos papeles. Y ya no reaccionaba. Al menos, esa es la versión que me dieron”, prosiguió Juan Carlos. En ese repaso de la secuencia, le aseguraron que “le practicaron maniobras de RCP y que llamaron a la guardia del hospital y los ‘rebotaron’”.
En la causa figura que desde el hotel llaman a la Policía a la medianoche del jueves 18, que en su habitación detectaron desorden y que lo hallaron en la escalera, sentado. Lo esposaron por “precaución” y lo llevaron descalzo a la dependencia. A las 0.35 llegan a la comisaría y media hora después le comunican la novedad al fiscal. “No hay concordancia entre lo que declaran los propios policías sobre en qué momento se habría puesto violento. Algunos dicen que fue en el patrullero y otros cuando bajó; aún así, no hay un motivo claro para detenerlo. ¿Por daño?”, se preguntó el abogado Julio María Gascón.
En esa línea, sostuvo que “además, no se puede ingresar a lo que se llama la población carcelaria, a una persona sin hacerle reconocimiento médico. Hay mucha justificación posterior que no es consistente”.
“A mi papá nunca lo llevaron al hospital. Nos dijeron que la guardia no funcionaba de 0 a 8 horas y eso no es así, llamamos al hospital para corroborar. Las guardias son las 24 horas”, intervino Brenda. Ella se enteró de la muerte de su padre el jueves al mediodía. Una vez que pudo calmarse, comenzó a indagar. Y entonces habló con una mujer “que se hizo pasar por fiscal del caso”, sostuvo, quien le refirió que “a tu papá lo detuvimos porque estaba eufórico, hizo destrozos en un hotel y se lastimó el cuerpo. Una vez en la seccional siguió gritando por 10 minutos, hasta que se calmó y murió”.
Para Miguel Molina, la situación es, cuanto menos, “sospechosa”, porque “ningún fiscal te va a llamar para brindar ese tipo de información y de esa manera”.
Brenda preguntó el celular y la mochila, objetos de los cuales “no se desprendía nunca”. Primero le contestaron que no estaban. Pero José y Juan Carlos tuvieron acceso al teléfono: “Le habían borrado la mayoría de los mensajes de WhatsApp. Lo único que quedaba eran unas fotos borrosas de él, tipo selfie, que se tomaron a las 23.30 del miércoles”, señalaron.
En su billetera faltaba la tarjeta del banco Santander donde tenía una cuenta con el dinero para abrir el comercio.
Casi todos los agentes que hablaron en distintas oportunidades con Juan Carlos, Brenda o Laura, aseveraron que Alejandro “había roto todo el hotel” y que se “mostró violento” al momento de ser detenido. Las imágenes que se observan en una filmación del hotel, cuando se lo llevan esposado, revelan otra cosa. También el testimonio de los pocos testigos que se animaron a hablar, quienes consignaron que Martínez “estuvo tranquilo en todo momento”.
La mujer policía que aceptó declarar, expuso que Martínez “había hecho destrozos en la habitación del hotel” y “en todo momento decía incoherencias”, que lo trasladaron “alterado” a la comisaría y que agredió “a patadas” a los oficiales cuando lo bajaron del móvil. Por último, confesó que “continuamos la recorrida, salimos los dos móviles a cubrir nuestra cuadrícula. Nosotros nos enteramos del deceso porque un rato más tarde nos piden que bajemos a la comisaría y nada más”.
Según la autopsia, Alejandro falleció por como consecuencia de una “asfixia mecánica” y además sufrió numerosos golpes en distintas partes del cuerpo.
“No sé cómo vamos a seguir, cómo sigue esto. Lo único que queremos es justicia y que nos digan la verdad”, cerró Juan Carlos.
“Mi hijo ve las fotos del papá en la tele y me pregunta dónde está y cuándo va a volver. No sé cómo decirle”
Laura Lagana, Ex pareja de la víctima
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