Gorosito le está dando al Lobo exactamente lo que necesita para hacer un click y crecer

Fue la tarde soñada. Haberle hecho semejante cantidad de goles a un rival tan bravo, vigoriza la ambición de llegar a la próxima Sudamericana

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Probablemente sonará fuerte, pero es real: Pipo le está cambiando la perspectiva y la autoestima a ese Gimnasia que vivía, estresado, cargando la pesada obligación primordial de salvarse del descenso.

Lo que se percibe va más allá de haber elevado considerablemente la cosecha de puntos, de haber bancado a Gerometta cuando era resistido, de haber bajado los decibeles de la crítica para Fratta, de permitirse, con saldo positivo, incluir como titular a Nery Leyes, de haber convertido en capitán al quejoso Brahian Alemán , de consolidar como referente de la última línea a Leonardo Morales, y varias cuestiones más.

Gorosito está liderando un cambio de mentalidad que, independientemente de que consiga o no la clasificación a una copa internacional, dejará huella en la memoria colectiva tripera.

Cuando llegó generaban desconfianza su perfil porteño y su conocida voluntad de tener revancha, algún día le llegará, como entrenador de San Lorenzo, el club que lo marcó sentimentalmente para siempre. Sobrevolaba la sospecha de que podía venir “de paso”, aunque eso empezó a desvanecerse desde su primera conferencia de prensa.

un “bicho” del fútbol con nada de lírico y todo de pragmático

Muchos confunden lo que fue como jugador (empezó como fino volante central en River y terminó convertido en un número diez de galera y bastón en San Lorenzo y en la Universidad Católica de Chile), con lo que es como técnico.

Gorosito (ayer mismo se definió como un “caracúlico” que no anda repartiendo elogios) tiene la ventaja de conocer todos los recovecos de esta “selva” tan particular. Siempre acompañado por sus amigos Gustavo Zapata y “Cacho” Borelli, Pipo está demostrando que toma decisiones de acuerdo a las circunstancias que atraviesa. Jugaba con una técnica de primer nivel, pero no se pone colorado para ordenar que sus dirigidos se cierren atrás y aguanten como puedan la embestida del rival de turno.

Sin Cecchini, optó por mandar al banco a Miranda y armó la dupla de volantes en el eje central con Insaurralde y Leyes. Odia cuando los mediocampistas pierden rápido la pelota y siempre pregona que no haya tanta distancia entre las líneas.

Lejos de haber conseguido un funcionamiento perfecto (no todos los partidos han sido tan seductores), desde que llegó tuvo la osadía de incluir a todos. Pareciera que con él no hay jugadores que hayan perdido la esperanza de jugar.

La tabla de posiciones y el acumulado anual recuerdan que todavía no ha conseguido algo concreto e importante. Sin embargo, con sólo ver correr y jugar al Lobo se advierte el crecimiento. Venció a Boca allá y perdió con Banfield acá. Puede pasarle cualquier cosa, pero su confianza ahora es mayúscula.

 

 

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