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Revista Domingo |CON IMÁGENES DE LA COMISIÓN NACIONAL DE ASUNTOS ESPACIALES

Tendencias: controles satelitales para cuidar a los pingüinos argentinos

Con ellos se espera dilucidar una matanza de ejemplares ocurrida en el sur, cuando una topadora arrasó con nidos de la especie Magallanes, que conforma el 80 % de la población mundial

Tendencias: controles satelitales para cuidar a los pingüinos argentinos

La Reserva Provincial de Punta Tombo contiene una de las colonias de pingüinos de Magallanes más grande para la especie / CONICET

19 de Diciembre de 2021 | 09:01
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Pocos saben que, en nuestro país, vive el 80% de la población mundial de pingüinos de la especie Magallanes, que tienen la característica de vivir en parejas que pueden permanecer juntas hasta 17 años, aunque especialistas han comenzado a observar que, por distintas circunstancias, en las últimas décadas su tendencia poblacional está bajando.

Entre los factores de esta merma, los observadores destacan que la disminución de su población está sucediendo por factores oceanográficos, como la disponibilidad de alimento en el mar; las condiciones climáticas, y la depredación, a la que recientemente se sumaron nuevos hechos, como el protagonizado por una topadora con la que el propietario de un campo lindante a una reserva destruyó 140 nidos, y una cerca electrificada, por lo que se calcula que, entre los dos hechos, cerca de 300 pingüinos terminaron muertos.

Es por todo esto que se está apelando a la tecnología que brindan las imágenes satelitales proporcionadas por la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (CONAE) para proteger a los pingüinos de Magallanes, ya que con esos satélites, se podrá saber exactamente como fueron los hechos que desencadenaron la mortandad de ejemplares y que están siendo investigados por la Justicia a partir de diferentes denuncias, entre las que se destacan las realizadas por el Gobierno de Chubut, el Ministerio de Ambiente de la Nación y Greenpeace, junto a la Asociación de Abogados Ambientalistas.

Especialistas están realizando el informe técnico para presentar ante la Justicia / CONICET

En este marco, la fiscal general de Rawson, Florencia Gómez, aguarda los resultados de estas imágenes satelitales para determinar la magnitud del daño que se provocó a la colonia de pingüinos en Punta Clara, a unos 80 kilómetros al sur de la capital del Chubut, cuando el propietario de un campo abrió un camino rural donde había al menos 146 nidos.

También la importancia de esas imágenes fueron explicadas por el doctor en biología y presidente de la “Global Penguin Society”, Pablo García Borboroglu, quien sostiene que “esa información permitirá saber cuándo se construyó el camino y saber si ya estaba la colonia de pingüinos asentada o si aún no había llegado”.

Cabe destacar que los pingüinos de Magallanes llegan todos los años a las AICA (Áreas de importancia para la conservación de las aves) de Punta Clara y Punta Tombo en el mes de septiembre, de manera que si la topadora que hizo el camino pasó por los nidos luego de ese mes el escenario del daño sería el peor, ya que provocó la muerte de al menos 292 pichones. Es ante esto que se estima que el paso de los satélites cada cinco días por esa franja podrá aportar las imágenes para saber exactamente cuándo se alteró el paisaje natural.

UN DAÑO IRREMEDIABLE

“Nuestro país tiene una responsabilidad muy grande en cuanto a la conservación de esta especie – señala la bióloga e investigadora Annick Morgenthaler, de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, en Puerto Deseado, Santa Cruz - ya que alberga aproximadamente al 80% de la población mundial. La Reserva Provincial de Punta Tombo contiene una de las colonias de pingüinos de Magallanes más grande para la especie, y actitudes como las ocurridas son deplorables y constituyen un delito que atenta contra la fauna silvestre, y que además someten a los pingüinos a una presión adicional, porque se destruyó parte del hábitat reproductivo de los pingüinos, incluyendo a sus cuevas y territorios y las matas que le proveen de resguardo y sombra; sin permiso y sin estudio de impacto ambiental. Los daños que causó la topadora son irreparables”.

Distante a unos 170 kilómetros de la ciudad de Puerto Madryn, en Chubut, Punta Tombo se ubica en el paraje “Dos Pozos”, del departamento de Florentino Ameghino. Sus costas áridas forman parte del paisaje patagónico que año tras año eligen miles de pingüinos para tener allí sus crías, y para comprender el daño que la destrucción de los nidos provoca en el ciclo reproductivo de los pingüinos, Morgenthale señala que “sacando el pingüino Rey, cuyo ciclo reproductivo es un poco diferente, el resto ponen generalmente dos huevos durante la primavera, entre octubre y noviembre, poco tiempo después de llegar a sus colonias, después de haber pasado el invierno en el mar. La tarea de incubación de los huevos es compartida entre la hembra y el macho y dura entre 32 y 40 días, según la especie, y en general cada pareja puede llegar a tener dos pichones”.

Por su parte, Pablo García Borboroglu, biólogo del CONICET y fundador de Global Penguin Society, destaca la importancia que tiene el área en la conservación del pingüino de Magallanes, donde habitan unas 200 mil parejas, al señalar que “los pingüinos eligen su lugar en función del hábitat terrestre, pero principalmente del marino, buscan la cercanía al alimento, y una vez que se asientan son muy fieles a su lugar, que es su lugar de reproducción. Ellos se reproducen con su pareja, cuando llega el invierno se separan, migran hasta Uruguay y Brasil, pero al año siguiente, como son tan territoriales, vuelven a ese nido y ahí se encuentran con su pareja. Nosotros hemos seguido parejas que estuvieron juntos por 17 años, por eso es tan importante el hábitat y por eso la gravedad de este hecho de destrucción de hábitat, porque es su vínculo para mantener esta relación de pareja a largo plazo”.

El área protegida de Punta Tombo abarca dos grandes colonias, la de Punta Tombo y la de Punta Clara, que es donde se produjo el destrozo de la topadora. Ambas constituyen una reserva de biósfera garantizada por la Unesco y llamada Patagonia Azul, y forma parte también del programa AICA (Áreas Importantes para la Conservación de las Aves).

“Es un área de importancia para la conservación de las aves, que es una identificación internacional de importancia global”, indica García Borboroglu, quien con respecto a la posibilidad de reparar los daños que sufrió la especie Magallanes en Tombo, asegura que “habrá que hacer una reparación y hasta que la vegetación se recomponga va a llevar un tiempo. Hubo mortalidad, nosotros encontramos a esos pichones muertos en los costados tapados por la tierra que iba tirando la maquina. Lo importante de este hecho es remarcar que haya legislación, que el Código Penal incluya el delito ambiental, que ahora no lo incluye, entonces este tipo de evento sería mas fácil de identificar y sancionar. También es necesario ampliar la protección en Tombo”.

Los pingüinos de Magallanes llegan todos los años a las AICA (Áreas de importancia para la conservación de las aves) de Punta Clara y Punta Tombo en el mes de septiembre/ CONICET

“Es importante enfatizar que nosotros trabajamos con muchos propietarios de campos que son aliados de la conservación y hacen producción - subrayó el biólogo - para que no se estigmatice a todos. Mucho se ha protegido gracias a los privados, que son grandes aliados de la conservación, por eso sería bueno no meter a todos en la misma bolsa”.

“Pero el daño ambiental que se ha provocado es tremendo – añadió el presidente de la Global Penguin Society - porque los pingüinos van a los mismos nidos todos los años y se reencuentran con su pareja, por lo que si destruyeron el nido es como si a uno le derrumban la casa. Y si se comprueba con las imágenes satelitales que la colonia estaba a pleno cuando pasó la topadora, estamos ante el peor de los escenarios”.

Para describir la magnitud del daño, el doctor en biología explica que “una topadora pesa 8 toneladas, un huevo pesa 110 gramos, un pichón recién nacido no más de 90 gramos y los adultos entre 4 y 5 kilos. A esto se suma el alambrado divisorio que se colocó para delimitar las propiedades, con al menos uno de los hilos electrificados, que impedían el libre tránsito dentro de la colonia”.

LAS DENUNCIAS

En las denuncias realizadas ante la Justicia, se consignó que “se abrió una amplia traza desmontando la vegetación nativa, expandiendo parte del desmonte a un sector adicional. La traza atraviesa un área de nidificación de pingüinos de Magallanes, incluyendo zonas de alta densidad de nidos donde se constató la destrucción de un número mínimo estimado en 146 nidos, tanto por aplastamiento y posterior compactación del terreno, como por el depósito de material extraído con la pala sobre nidos linderos al camino”.

La zona forma parte de la reserva de biósfera “Patagonia Azul”, declarada de interés patrimonial por parte de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), y el argumento que expusieron los propietarios de ese campo es que “se abrió el camino por la necesidad de colocar un alambrado en la propiedad privada”.

“Pero esto no puede ser así – señala Borboroglu- porque uno puede ser dueño de un espacio pero la fauna no es de su propiedad; es patrimonio de todos, y no puede ser destruida en nombre del derecho privado. Este es un caso excepcional, porque son muchos los campos que tienen costa con colonias de pingüinos, y éstas son cuidadas por los propietarios, algunos de los cuales son declarados custodios rurales, y varios de ellos se dedican al aprovechamiento turístico del recurso”.

Cabe destacar que también el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación inició una denuncia penal por violar “la ley nacional de Protección Animal que establece que los ciudadanos tenemos que proteger no solo la fauna sino también sus crías”.

También la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y Greenpeace Argentina presentaron una denuncia penal para “exigir una investigación penal a fondo”.

“Las topadoras pasaron por encima de la mayor colonia de pingüinos de Magallanes del mundo, en una zona de alta densidad de nidos. Esto es un verdadero crimen ambiental que constituye un delito penal y debe ser investigado y sancionado como tal. El daño generado es irreversible y la justicia debe actuar conforme a la gravedad de los hechos”, sostuvo Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.

Además, las organizaciones entienden que se incurrió en el delito de crueldad contra los animales -establecido en los artículos 1° y 3° de la Ley 14.346 de Maltrato Animal, donde se penaliza los actos de “lastimar y arrollar animales intencionalmente”-, en concurso junto a otros tipos penales, como el delito de daño y estrago.

80%
de la población mundial de pingüinos de la especie Magallanes, que tienen la característica de vivir en parejas que pueden permanecer juntas hasta 17 años

 

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