Toki Calfucurá: restituirán dos ancestros que están en el Museo de La Plata

Luego de varios reclamos, la devolución fue finalmente aprobada por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas a la comunidad mapuche de San Ignacio, en Neuquén

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El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) aprobó ayer la restitución de los restos óseos de dos ancestros del Toki (jefe) Calfucurá, que integran las colecciones del Museo de La Plata, a la comunidad mapuche de San Ignacio, en Neuquén, confirmaron las autoridades del organismo. Se trata de dos individuos que figuran catalogados en el Museo local como pertenecientes a la “Tribu de Namuncurá”, por quienes los descendientes de Calfucurá y Manuel Namuncurá, su hijo, solicitaron a fines de 2019 la restitución a la comunidad.

Los restos fueron rotulados en el museo como “Cráneos Nº 134 y Nº 135 de la Tribu de Namuncurá” y pertenecen a una de las colecciones más antiguas del Museo de La Plata, que contiene 300 cráneos de hombres y mujeres originarias.

De esta colección ya se han restituido a los individuos catalogados como Nº 136 a Nº 141 de la “Tribu Catriel”; y los rotulados con los Nº 292 Mariano Rosas, Nº 309 Manuel Guerra, Nº 317 Gherenal, Nº 333 Indio Brujo y el Nº 337 Gervacio Chipitruz. En esa colección está también, cráneo Nº 241, Calfucurá esperando su restitución desde el año 2001.

Gustavo Namuncurá, capitán cona (guerrero) de la Comunidad Mapuche de San Ignacio, explicó que “restituir los restos de nuestros antepasados a los lugares que pertenecen, no solo demuestra que estamos en el camino de la armonía, sino que construye una sociedad más justa y alejada de tanto dolor producido por el genocidio hacia nuestra gente”.

Su comunidad, resaltó Namuncurá, logró en el año 2009 la restitución del nieto de Calfucurá, e hijo Namuncurá, el hoy Beato Ceferino Calfucurá. Sobre esto, el antropólogo del INAI, Fernando Pepe, dijo “que las y los ancestros vuelvan es el mandato comunitario y nuestro compromiso con las comunidades reclamantes, más allá de las coyunturas que vivimos durante los últimos 15 años ya llevamos 20 restituciones realizadas, con 9 pueblos diferentes y tenemos encaminados pedidos de otros 15 pueblos. O sea hay 24 pueblos diferentes que reclaman restituciones, y se seguirán sumando hasta los 34 pueblos que se reconocen en Argentina, porque su cosmovisión y derecho”.

Dentro de la gran colección de restos humanos de los pueblos originarios que contiene el museo, 3 mil cráneos y cientos de esqueletos, hay colecciones particulares como la de los asesinados y fusilados de todo nuestro territorio que el botánico Carlos Spegazzini conoce con vida y se los lleva al museo una vez muertos por la policía o el ejército; y está colección de Estanislao Zeballos que contenía, y aún contiene a Calfucurá, a otros líderes Mapuches y Tehuelches.

“Cada una de estas restituciones se suman al movimiento de Memoria, Verdad y Justicia, en este caso para el genocidio cometido sobre los pueblos originarios”, valoró Pepe.

MÁS RESTITUCIONES

Como tal vez se recuerde, a fines del mes pasado las comunidades originarias Quechuas y Aymaras realizaron frente al Museo un ritual destinado a la sanación de los espíritus de las momias que integran las colecciones de esa institución y, precisamente, están en camino a ser restituidas al Estado Plurinacional de Bolivia.

Se trató de un ritual de medicina sonora para las chullpas (momias) que se realizó de noche y al que las comunidades originarias invitaron a participar a toda la comunidad.

Para el antropólogo Pepe, “más allá de los múltiples significados de cada ceremonia que escapan a todos los que no son de las comunidades, entendemos que la visibilización que conllevan también ayudan a tomar conciencia del genocidio vivido por las comunidades y que la exhibición de sus ancestros en los museos es una de sus consecuencias”.

Pepe explicó que “en particular, de chulpas o momias, tenemos los pedidos de restitución por el niño del Aconcagua, por la ‘momia de los Quilmes’ y en La Plata por la chulpa de Tiawanako entre otras, pero ya logramos la primera restitución en Argentina de una chulpa, en Catamarca, al pueblo Colla-Atacameño. Así abrimos este camino y también vamos fortaleciendo los reclamos históricos de las comunidades, a saber: que sus ancestros dejen de ser piezas en las colecciones de los occidentales y que descansen en paz, como en general todos los seres humanos anhelan para sus antepasados. No es tan difícil de entender, no?”.

 

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