Necesidad de combatir con eficacia el flagelo de los Incendios forestales
Edición Impresa | 2 de Febrero de 2021 | 02:08

Los incendios forestales siguen sin dar tregua a nuestro país. Ahora, a una semana de que comenzó el incendio en El Bolsón y pese a la esforzada lucha desatada por bomberos, brigadistas y vecinos de la zona, las llamas ya destruyeron a unas 8.000 hectáreas forestadas en Cuesta del Ternero, en la provincia de Río Negro.
Los fuertes vientos y el aumento de la temperatura se conjugaron para provocar un rebrote de importantes focos en esa región. La situación ciertamente catastrófica vuelve a poner de relieve la necesidad de que la Argentina se encuentre mejor preparada para enfrentar estos siniestros, esto es la de contar con elementos y personal suficientes para combatirlos y sofocarlos con prontitud y eficacia.
Lo cierto es que 2020 fue un año crítico y negativo para valiosas praderas y bosques del país, afectadas por permanentes incendios que se registraron en más de la mitad de las provincias argentinas. Fuentes oficiales, si bien sindicaron como causas agravantes a la sequía, a la bajante de los ríos y a los efectos climáticos del Niño, señalaron que el 95 por ciento de los siniestros fueron causados por la mano del hombre, según aseguró el Servicio Nacional del Fuego. En varios de los casos, muchas poblaciones y vecinos linderos a los incendios atravesaron y lo siguen haciendo toda clase de peligros, tanto para sus vidas como para sus bienes materiales
A lo largo del año pasado y en lo que va del actual las provincias en las que se registraron incendios forestales fueron las de Catamarca, Chaco, Jujuy, Córdoba, Corrientes, La Rioja. Formosa, Santiago del Estero, Chubut, Buenos Aires, Río Negro y Santa Fe, hasta totalizar casi un millón de hectáreas alcanzadas por las llamas.
En el caso del Bolsón hay seis personas acusadas por la Justicia rionegrina como coautoras del incendio. Se les imputa haber prendido una fogata para cocinar con una parrilla a muy poca distancia de un pinar, retirándose del lugar sin haber apagado debidamente las brasas.
Lo cierto es que la experiencia acumulada y la que puede obtenerse de otras naciones donde también existen grandes extensiones de bosques o pastizales y deben combatirse situaciones similares, debiera servir para que pudieran reducirse los daños que provocan estos siniestros. En primer término debiera acentuarse una cultura preventiva en la población, para evitar que estos episodios sean producto de imprudencias.
La imprescindible disponibilidad de aviones hidrantes, la existencia de cuerpos de bomberos provistos de recursos –capacitados para combatir a las llamas en zonas boscosas y rurales- así como la presencia de organizaciones de guardabosques, vertebrándose entre todas ellas una defensa civil ágil y eficaz, resultan ser otros de los requerimientos impostergables. De lo que se trata es de encontrar respuestas rápidas para defender vidas humanas y patrimonios muy valiosos, poniéndolos a resguardo de las calamidades climáticas, de la acción de imprudentes y también de las desviaciones de ocasionales pirómanos.
Para ello es preciso que el Estado, a través de decisiones políticas acertadas, concierte la presencia de todos los recursos necesarios al servicio de la lucha contra el fuego, antes de que tan valiosos patrimonios naturales queden devastados por cualquier tipo de desastre.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE